"Nuestro llamamiento consiste en que estos países, especialmente EEUU y los líderes de la Unión Europea [UE] presten atención a aquellos círculos que en Polonia y Lituania están expresando de todas las formas posibles su descontento con el hecho de que la situación en Bielorrusia se esté normalizando, y están tratando de provocar violencia con el fin de provocar una reacción adecuada de las fuerzas de seguridad", dijo Lavrov.
Moscú, según el jefe de la diplomacia rusa, considera "peligrosos" estos actos violentos provocados desde el extranjero.
Además, el ministro durante la reunión apuntó que son inadmisibles los intentos de imponer sanciones y ejercer presión política sobre Minsk "para socavar el proceso de establecimiento de un diálogo de respeto mutuo entre el Gobierno y la sociedad en el país".
Lavrov destacó que Moscú ve imposible tratar de "imponer desde el exterior unos mediadores para las autoridades y al pueblo de Bielorrusia", e instó a los países occidentales a apoyar las tendencias positivas observadas en este país en materia de la celebración de manifestaciones pacíficas.
"Los bielorrusos son un pueblo sabio, ellos mismos podrán determinar las formas en las que se puede organizar el diálogo nacional", señaló.
Asimismo cuestionó la legitimidad y los criterios con los que se formó el opositor Consejo de Coordinación.
El subsecretario de Estado de EEUU llegó de visita a Rusia el 24 de agosto. La reunión de Lavrov y Biegun tuvo lugar este 25 de agosto y duró más de una hora y media a puerta cerrada.
Bielorrusia es escenario de fuertes protestas a raíz de las elecciones presidenciales del 9 de agosto que revalidaron el sexto mandato del presidente Alexandr Lukashenko, quien permanece en el poder desde 1994.
En los primeros días que siguieron a la votación, los agentes de seguridad dispersaron con gas lacrimógeno, balas de goma, cañones de agua, granadas aturdidoras e incluso fusiles con acción de bombeo a los miles de manifestantes que protestaban por un supuesto fraude electoral. Miles de personas fueron detenidas, al menos ocho se dan por desaparecidas y tres fallecieron.
Las escenas de violencia cesaron en los días siguientes, pero las protestas continuaron y trascendieron de la calle a algunas cadenas de televisión públicas y compañías industriales, que se declararon en huelga.
La oposición bielorrusa exige una repetición de los comicios, opción que Lukashenko ha descartado en términos contundentes.