El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, declaró que la reconversión de Santa Sofía en una mezquita no es una manifestación de fuerza, sino de debilidad de Turquía. Ankara "desafía los derechos soberanos de Grecia y Chipre y ofende la cultura del siglo XXI a través de pasos como este".
"Grecia vuelve a reiterar su hostilidad hacia el islam y Turquía mediante la reacción a la apertura de la mezquita Santa Sofía para las oraciones. Condenamos enérgicamente que el Gobierno y el Parlamento griegos provoquen al público y permitan públicamente que nuestra gloriosa bandera sea quemada en Salónica".
El portavoz señaló que Atenas es la única capital europea donde no hay una sola mezquita y que ningún país puede sermonear a Turquía sobre la soberanía nacional.
El pasado 10 de julio el tribunal administrativo superior de Turquía revocó un fallo de 1934 que convertía la exiglesia ortodoxa y católica y luego mezquita de Santa Sofía en un museo, haciendo del local nuevamente un templo islámico.
La basílica de Santa Sofía fue fundada por el emperador cristiano Justiniano y se inauguró el 27 de diciembre de 537.
Durante más de 1.000 años fue el templo más grande de la Cristiandad, pero, después de la toma de Constantinopla por los otomanos y la caída del Imperio bizantino en 1453, la basílica se convirtió en una mezquita.
En 1934, el fundador del Estado turco moderno, Kemal Ataturk, firmó un decreto para convertir el edificio en un museo, que se inauguró al año siguiente. En 1985, el templo fue incluido en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.