Todos los miembros de la organización se negaron a testificar, acogiéndose así a su derecho constitucional de no declarar contra ellos mismos.
Sus actividades habían atraído la atención de la Policía. El 13 de julio, los agentes realizaron más de 110 registros en los apartamentos de los seguidores de la organización, así como en locales no residenciales. Requisaron literatura considerada extremista según la ley rusa, incluidas varias versiones de la Biblia propias, panfletos que los testigos arrojaban en los buzones y mapas con puntos donde encontrar nuevos adeptos. Además, se llevaron discos duros y memorias flash.
El director de la organización local de los Testigos de Jehová también fue detenido en Séversk, en Siberia, y se ha abierto causa penal.
Los Testigos de Jehová son una congregación religiosa internacional que comparte numerosos preceptos de las corrientes no ortodoxas del cristianismo, pero que basa sus creencias en un entendimiento propio de la Biblia. Algunos expertos, incluidos rusos, consideran que la organización es una secta.
En el 2017 el Tribunal Supremo de Rusia declaró que la actividad del Centro de Dirección de los Testigos de Jehová en Rusia era extremista y prohibió su labor en el país. La organización religiosa tiene a menudo problemas con la ley: incumple las decisiones judiciales y prohíbe a sus seguidores cumplir con la legislación rusa.