Desde la aparición en la ciudad china de Wuhan, en diciembre pasado, del SARS-CoV-2, decenas de centros científicos de varios países del mundo se lanzaron en una carrera por conseguir una vacuna que tenga la capacidad de inmunizar a las personas y poner bajo recaudo el COVID-19, causante de la muerte hasta ahora de más de medio millón de personas.
Universidades y laboratorios de China, Rusia, Estados Unidos, Francia, Alemania, España y el Reino Unido, entre muchos países, trabajan a pasos acelerados para conseguir la inmunidad por vía artificial, en tanto la enfermedad golpea duro en todos los continentes, y la cifra de contagiados crece rápidamente.
Ensayos exitosos en Moscú
La mejor noticia de los últimos días la dieron los investigadores de la Universidad Séchenov, en Moscú, quienes consideraron exitosos los ensayos clínicos de una vacuna, y resaltaron que los resultados en dos grupos de voluntarios comprobaron la seguridad del preparado.
El director del Instituto de medicina traslacional y biotecnologías anexo a la referida universidad, Vadim Tarásov, informó que "la Universidad Séchenov ha concluido con éxito los ensayos en voluntarios de la primera vacuna del mundo contra el coronavirus".
Según sus palabras, los miembros del primer grupo de voluntarios serán dados de alta el 15 de julio, y los del segundo, el día 20, con lo cual se da por casi terminado el proceso de alistamiento de la vacuna, por los menos en su etapa más difícil: la de los ensayos clínicos.
También aclaró que ninguno de estos efectos adversos, en los voluntarios, duró más de un día o requirió intervención médica alguna.
Otra vacuna en ensayos finales
A finales de la semana anterior, el Ministerio de Defensa informó en un comunicado que los ensayos clínicos de una vacuna vectorial combinada contra COVID-19, desarrollada por el Centro ruso de epidemiología y microbiología Nikolái Gamaleya en cooperación con la institución castrense, entraron en su fase final.
Los ensayos clínicos de la vacuna, que usa vectores adenovirales para transportar los genes que codifican las proteínas en forma de espiga del SARS-CoV-2, empezaron el 18 de junio, cuando se le administró a un grupo un componente de la vacuna; y a otros nueve, el otro.
En dos días, el próximo miércoles 15 de julio, tras someterse a las pruebas de control, todos recibirán el alta, según el Ministerio de Defensa, que advierte de que no tienen quejas ni efecto adversos tras la vacunación.
El próximo paso
Desde hace unas semanas las autoridades rusas se han mostrado optimistas ante la posibilidad de iniciar en el más breve tiempo posible la producción industrial de una vacuna, entre ellos la vice primera ministra Tatiana Gólikova, quien acotó que este proceso está previsto para agosto o septiembre.
"Según espero, la agenda que aprobamos conforme al encargo presidencial, supone que en agosto concluirán las pruebas, mientras que el inicio de la producción industrial será en agosto o septiembre", afirmó Gólikova a la prensa y agregó que, si se cumplen todas las medidas de seguridad, en Rusia será poco probable una segunda ola del coronavirus.
Por su parte, el director del Centro Gamaleya, Alexándr Guíntsburg, dijo en entrevista al diario Krásnaya Zvezdá que para lograr una vacunación masiva de la población serán necesarias al menos 70 millones de dosis, una cifra que significará un reto para la industria farmacéutica rusa.
Rusia, además de las vacunas mencionadas, trabaja en otros proyectos en diferentes lugares del país, entre ellos en el Centro Científico Estatal de Novosibirsk Véktor y el Instituto de Vacunas y Sueros de San Petersburgo.