"Vladímir Putin llamó la atención de Recep Tayyip Erdogan sobre la notable resonancia pública que provocó en Rusia la decisión de cambiar el estatus de la catedral de Santa Sofía de Estambul", comunicó, agregando que la conversación se sostuvo a iniciativa de la parte turca.
Asimismo, María Zajárova, la portavoz de la Cancillería rusa, declaró que Rusia deplora la decisión del Gobierno de Turquía de revocar la condición de museo de la antigua basílica.
Al mismo tiempo la diplomática expresó la esperanza de que Turquía en su gestión parta del estatus de Patrimonio Mundial de la Unesco de la basílica que "hasta hace poco tenía el estatus de museo, y que es un santuario para todo el cristianismo, patrimonio de la cultura mundial y la civilización euroasiática".
El museo durante décadas sirvió como símbolo de paz y armonía interreligiosa, así como desempeñó un papel importante en el fortalecimiento de la atmósfera de tolerancia religiosa y el diálogo entre los pueblos, indicó.
El 10 de julio, el Consejo de Estado de Turquía, tribunal administrativo supremo del país, anuló una decisión de 1934 que convertía Santa Sofía en un museo, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, inmediatamente después anunció que firmó un decreto sobre la transformación de esta basílica cristiana en una mezquita y que el oficio religioso musulmán empezará allí el 24 de julio.
Erdogán dijo a Putin que se garantizarán tanto la conservación de las reliquias cristianas que se encuentran en Santa Sofía como el acceso libre a este monumento cultural.
Durante más de 1.000 años fue el templo más grande de la Cristiandad, pero, después de la toma de Constantinopla por los otomanos y la caída del Imperio bizantino en 1453, la basílica se convirtió en una mezquita.
En 1934, el fundador del Estado turco moderno, Mustafá Kemal Ataturk, firmó un decreto para convertir el edificio en un museo, que se inauguró al año siguiente. En 1985, el templo fue incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
El patriarca de Moscú y de toda Rusia, Kiril, señaló que los atentados contra el legado espiritual de la Iglesia de Constantinopla "provocan la amargura y la indignación del pueblo ruso", y que lo que amenaza a Santa Sofía "amenaza a toda la civilización cristiana".
El papa Francisco reveló que está "muy dolido" por Santa Sofía.