El proyecto de ley había sido presentado un año antes, en junio de 1963, por el presidente John F. Kennedy, pero entonces fue frenado por el Senado. Cinco meses después, Kennedy fue asesinado y asumió la presidencia Lyndon B. Johnson. A pesar de provenir de uno de los estados racistas del sur y pertenecer al Partido Demócrata —que por entonces era partidario de la segregación— se dispuso a promover la enmienda en el Congreso.
Una vez que la ley se puso en práctica, sus efectos fueron de largo alcance y tuvo una enorme repercusión a largo plazo en todo el país. Se prohibió la discriminación en los centros públicos, en el Gobierno y en el empleo. Se convirtió ilegal obligar a la segregación de las razas en las escuelas, la vivienda, o en la contratación de empleados.
Pero lo que hace más de medio siglo parecía el final del camino resultó ser solo el comienzo.