A su paso el cielo se fue oscureciendo. Las ciudades del Caribe, Centroamérica y Norteamérica tuvieron importantes problemas de visibilidad, y los habitantes notaron los efectos de la arena suspendida en el aire en su tracto respiratorio.
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El 28 de junio la nube llegó hasta Puerto Rico, para después desplazarse a Cuba y a México. En la foto: una chica se hace un 'selfie' con la nube de polvo de fondo en una playa de Cancún, en México.
© AFP 2023 / Elizabeth Ruiz
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El cielo de las islas del Caribe y de Centroamérica se oscureció a causa del espeso polvo. En la foto: vista de San Salvador, la capital de El Salvador, cubierta por la nube de polvo y arena proveniente del Sáhara.
© REUTERS / Jose Cabezas
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La aglomeración se desplazó sobre el Caribe durante varios días. Su tamaño es tan grande que se puede apreciar sin problema en imágenes tomadas desde el espacio.
© REUTERS / CIRA/NOAA
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En Cuba se alertó a las personas asmáticas y con otros problemas respiratorios del riesgo que la nube entraña para su salud. En la foto: un viandante pasa por delante del castillo de los Tres Reyes Magos del Morro, en La Habana.
© AFP 2023 / Yamil Lage
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La bolsa de arena y polvo llegó hasta el sur de Estados Unidos. En la foto: la nube se extiende en el cielo de Alabama.
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Las nubes de polvo surgen cuando en el Sáhara se levantan fuertes vientos. El resultado es que el polvo queda suspendido en los estratos superiores de la atmósfera y se desplaza miles de kilómetros. En la foto: la nube de arena y polvo cubre el estado de Florida.
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Estas aglomeraciones de polvo atraviesan el océano Atlántico a la altura de la sección tropical todos los años. No obstante, la de este año tiene un espesor y un tamaño inusualmente grandes.
CC0 / Stephen Rahn /
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Por ejemplo, en Puerto Rico, el nivel de concentración de partículas de menos de 10 micras (partículas PM10) en el aire se situó en 500 microgramos por metro cúbico. Este supone el valor más alto observado en los 20 años que se viene llevando un registro. En la foto: la nube de polvo sobre Kansas City.
© AP Photo / Charlie Riedel
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La aglomeración de polvo y arena llegada del Sáhara sobre la isla de Barbados.
© REUTERS / Alexander James / Social Media
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El polvo transportado por tormentas de este tipo puede suponer un riesgo para la salud. Las partículas de menos de 10 micras pueden provocar neumonía y asma al entrar en el tracto respiratorio superior. Las partículas más pequeñas pueden causar problemas cardiovasculares si se introducen en el torrente sanguíneo. Por si fuera poco, el polvo puede transportar consigo desencadenantes de enfermedades infecciosas, como la meningitis meningocócica. En la foto: la enorme nube de polvo sahariano se extiende sobre La Habana.
© AP Photo / Ramon Espinosa