Nuevo caso en España de restauración fallida de obra pictórica. Esta vez ha sucedido en Valencia, donde un coleccionista de arte privado acudió a los servicios de un restaurador de muebles y espejos para acometer la limpieza de una copia de una obra del pintor barroco español Bartolomé Esteban Murillo y obtuvo como resultado un lienzo con una imagen burda, totalmente desposeída de sus trazos originales.
En esta ocasión, el coleccionista afectado (que pagó 1.200 euros por la "restauración") ha terminado por acudir a un especialista conveniente formado. Este tipo de actuaciones evidencia la proliferación en España de prácticas intrusionistas, aberraciones por las que el diverso patrimonio artístico del país sufre daños innecesarios. Desde la Asociación Profesional de Conservadores y Restauradores de España (ACRE), subrayan que este tipo de actuaciones son "desgraciadamente más frecuentes de lo que se piensa". Según su coordinadora, María Borja, tan sólo hay constancia de los casos que saltan a la prensa o a las redes sociales.
Una profesión sin regular
El problema subyace en que la profesión del conservador-restaurador no está regulada por ley. En la Ley 4/1998, de 11 de junio del Patrimonio Valenciano no se menciona tal ocupación y tampoco se especifica quién está capacitado para "intervenir un Bien de Interés Cultural (BIC), sea mueble o inmueble", explica Borja.
En el texto legal aludido, los propietarios de este tipo de bienes tienen la obligación de informar a la administración siempre que planeen iniciar una intervención. Pero en el caso valenciano, a menudo el propietario no tiene declarada la obra frente a la Consejería de Cultura, por lo que no está obligado a comunicar los trabajos de conservación o restauración que tiene previsto acometer.
Un trabajo minucioso no apto para aficionados
En principio conviene diferenciar dos tareas. Una atiende a la limpieza y otra a la restauración. La primera es simple y relativamente fácil de ejecutar, y la segunda es mucho más complicada. Sólo los profesionales formados pueden realizarla con garantías.
Aunque en principio no entraña demasiada dificultad, lo importante en toda labor de limpieza o restauración es no generar ningún tipo de residuo. El problema surge cuando los lienzos están muy deteriorados o han surgido barnices. "Entonces el proceso es diferente", explica Luis Gamo. "Y eso es más complicado, porque se trata de retirar no la capa de óleo, sino lo barnices que se han empavonado, que ya no transparentan y no dejan ver la pintura”, afirma.
En opinión de este pintor alcarreño, lo sucedido en su día en Borja o lo que le acaba de ocurrir al particular valenciano, es algo "contra lo que no se puede luchar, en España hay miles de iglesias, mucho patrimonio y personas que, aun con buenas intenciones, se meten a faroleros".