La existencia de un día internacional dedicado a poner el foco sobre la situación de las mujeres viudas puede parecer sorprendente para mucha gente. Sin embargo, las Naciones Unidas lo conmemora desde 2011 atendiendo a la invisibilización que suelen vivir las mujeres que pierden a sus esposos en muchos países.
Asimismo, en muchas culturas las mujeres viudas se ven forzadas a realizar prácticas perjudiciales o degradantes luego de la muerte de sus esposos. Este tipo de situaciones se vuelve particularmente preocupante en países como la República Democrática del Congo, donde se estima que cerca del 50% de las mujeres son viudas.
A los problemas habituales en 2020 se sumó el efecto devastador de la pandemia de COVID-19, una enfermedad que ha demostrado ser más mortal entre los hombres. Como resultado de esto, son muchas las mujeres que han enviudado este año, sumándose a un colectivo de mujeres que debe enfrentar nuevos inconvenientes a la hora de asegurar sus derechos y sustento.
ONU Mujeres advierte, por ejemplo, que experiencias de pandemias anteriores como el VIH o el ébola demostraron que "a las viudas se les ha negado frecuentemente los derechos de herencia, se les ha arrebatado sus propiedades tras el fallecimiento de su pareja y se han enfrentado a estigmas y discriminación extremos, al ser percibidas como 'portadoras' de la enfermedad".
El testimonio de la mexicana Fátima Amaya, a mediados de mayo, es elocuente sobre este tipo de problemas. Su esposo, el médico Uriel Elias Guzmán, falleció como consecuencia de COVID-19 el 4 de mayo en Ciudad de México. Según contó al diario mexicano Milenio, la mujer encontró que no tenía derecho a cobrar ningún tipo de pensión tras la muerte de su esposo.
"La persona que me atendió me dijo que yo ya sabía que por el tipo de contratación no me correspondía absolutamente nada, que lo único que necesitaban era mi acta de defunción de manera urgente para darlo de baja", contó la mujer. Según la prensa mexicana, las condiciones precarias en que muchos trabajadores de la salud fueron contratados, dejan a sus familias desamparadas en caso de fallecimiento, a pesar de ser los más expuestos al virus.
El organismo aconseja que, a largo plazo, los países también corrijan las legislaciones sobre herencia y propiedad matrimonial para que garantizar los derechos de las mujeres.
"No debemos dejar de lado a las viudas en el trabajo para una mejor reconstrucción tras el COVID-19. Debemos garantizar que nuestro plan de recuperación otorgue prioridad a las necesidades especiales y anime a las sociedades a ser más inclusivas, resilientes e igualitarias para todas las personas", complementa ONU Mujeres.