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El caso del marroquí muerto en España: "Creen que aprovechamos lo de George Floyd para hablar, pero es mentira"

Iliass Tahiri murió el 1 de julio de 2019 entre las paredes del centro de menores Tierras de Oria, en Almería. Se le atribuyó una parada cardiorrespiratoria por arritmia, pero un vídeo ha puesto en entredicho la actuación de los miembros de seguridad y la causa del deceso.
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"Decía que prefería que le metieran en una cárcel a seguir allí". Mounaim Tahiri lo tiene claro: en el centro de menores Tierras de Oria, en Almería, su hermano Iliass no estaba a gusto. "Vio a mi madre y se lo dijo. Que había cambiado, que quería salir como fuera", añade este marroquí de 28 años que reside en Ceuta desde hace 2009. Desde allí sufrió la pérdida de Iliass, el pasado 1 de julio, y está sufriendo ahora el revuelo por el vídeo que ha salido a la luz recientemente.

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En esta grabación proporcionada por el centro, que permanecía bajo secreto de sumario, se ve cómo seis personas inmovilizan boca abajo a su hermano Iliass. Una de ellas incluso se postra sobre él. Las imágenes han provocado que se reabra el debate de si fue "homicidio", como sostenía el abogado defensor, o "muerte violenta accidental", como decretó la jueza Teresa Inés Sánchez Gisbert. El caso quedó archivado el pasado 29 de enero, pero la familia no ha dejado de pedir justicia y ha recurrido la sentencia.

"La gente cree que hemos aprovechado lo que ha pasado con George Floyd en Estados Unidos para hablar, pero es mentira. Nosotros hemos visto el vídeo a la vez, porque ni nuestro abogado lo tenía", confiesa Mounaim por teléfono. Él, junto a su madre, son los que más apoyo le brindaban a Iliass. El padre vivía en Tetuán, la ciudad marroquí en la que se criaron, y ellos habían estado en varios puntos de España desde que salieron de allí.

​Mounaim se había quedado en Ceuta, donde aprendió español y empezó a trabajar. Su madre, de 49 años, se instaló en Algeciras (Cádiz). Cuando Iliass llegó a España estuvo con su hermano y luego cruzó a la península. "Allí se juntó con unos chavales no muy recomendables y le cayó una condena. Tenía 16 años y pico", rememora Mounaim. Pasó por un correccional en Córdoba y luego le mandaron al centro de Almería. Aquí pereció cuando ya tenía 18 años, medía 1,78 metros y pesaba unos 90 kilos.

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Según contaron en el juicio, Iliass Tahiri tenía conductas agresivas. El día que perdió la vida, alegaron un enfrentamiento con "violencia extrema" por el que procedieron a la "contención mecánica prolongada". Según el protocolo del centro —gestionado por Ginso, una asociación "para la integración social"—, la postura debe ser boca arriba. En el vídeo, sin embargo, se comprueba cómo entra a una sala sujetado por varias personas, con esposas en las manos y los pies, y termina en una cama hacia abajo, sin ofrecer resistencia.

Una secuencia que no se tuvo en cuenta en el juicio. Entonces, la jueza solo se fijó en el "fracaso respiratorio" y la "arritmia cardiaca" señalada como "causa más probable de muerte". No destacó ni los "signos generales de asfixia, muy evidentes, con livideces extensas de color azul oscuro" descritos en un informe preliminar. Tampoco se comprobó el cumplimiento del protocolo de actuación. "Mi madre salió impotente del juicio", comenta Mounaim, que envía varias fotos donde se muestran publicaciones de apoyo a su causa.

"Mi madre estuvo en el centro el día antes de su muerte. Era domingo. Llevaba tiempo pidiendo autorización y nunca se la daban. Fue justo y le vio. Lo de que pesaba 90 kilos es porque estaba más gordo, estaba inflado de los medicamentos", narra su hermano. "Le contó que estaba muy mal. Que le obligaban a hacer deporte en Ramadán, que le castigaban, que le amenazaron desde el principio. Iliass le dijo que tenía miedo y mi madre regresó muy triste a casa", añade.

Al parecer, Iliass había tenido una discusión por una videoconsola y algún encontronazo con compañeros. Pero nada grave. Es más, tal y como incide su hermano, a la madre y a su tía (con quienes más confianza tenía) les relató que había cambiado. "Había hecho tonterías antes, pero decía que ya no quería seguir así. En el centro contaban que se drogaba y es mentira", espeta Mounaim.

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De hecho, según una información publicada en el diario El País, Iliass había escrito una carta poco antes a una psicóloga conocida. "Buena y mi querida Lucía [sic]: te echo mucho de menos. Lo primero, la comida de aquí no vale nada, pero la pizza [es] mejor que la de Córdoba", arrancaba la misiva, que estaba entre sus pertenencias junto a ropa y sus gafas. "Te voy a contar cómo estoy", apuntaba, "estoy muy bien, ya no tengo PPS [Protocolo de Prevención de Suicidios, una medida que limita la libertad e incrementa el control sobre los internos]. Estoy compartiendo con un compañero en la habitación, con un marroquí, estoy trabajando en cerámica y estoy estudiando".

Y seguía: "Una cosa importante: desde cuando he llegado aquí no tengo ningún expediente. Tampoco he perdido créditos. Siempre hablo de vosotros y digo la verdad, que el centro de Córdoba es una mierda, pero la gente que trabaja ahí es gente buena del mundo, ojalá estuvieras tú conmigo aquí. Me han servido mucho tus consejos, ya no me pongo en plan borrico. Ya me porto muy bien, y viva el Betis. Te quiero".

Nada de lo que escribió en ese folio pudo ser leído antes de su muerte. Aquel lunes vieron unos cortes en el brazo y llamaron al responsable de salud mental del centro. Él alegó que eran del día anterior, pero —según anotó el profesional médico— se empezó a poner nervioso. A las 14:20 activaron el Protocolo de Prevención de Suicidios (PPS) y entre las 14:46 y las 14:50 moría aprisionado por seis vigilantes en una cama de una habitación en la zona de seguridad.

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Posteriormente a esos cuatro minutos —según lo que se percibe en la grabación, de 13 minutos en total—, se avisó para llevar a cabo técnicas de reanimación, sin éxito. Una doctora entra más tarde para confirmar la defunción. Un deceso que en la empresa encargada del centro de menores, Ginso, justifican con las conclusiones del juicio. "Quedó patente la necesidad y correcta aplicación de las medidas de contención por parte de los empleados, quienes cumplieron de manera escrupulosa con el protocolo y procedimientos vigentes en su momento, en materia de contenciones", afirman en un comunicado enviado a Sputnik.

"La aplicación de esta medida es excepcional y se lleva a cabo tras haber agotado todos los recursos socioeducativos y terapéuticos, realizando la mínima fuerza imprescindible necesaria por parte de seis personas, una por cada extremidad y otra que inmovilice cada una de ellas, según regula el mencionado protocolo", agregan.

​Ginso "no va a entrar a valorar" el vídeo "por respeto al fallecido y su familiares", a quienes muestran "condolencias" y "el respeto a la decisión de la familia de recurrir el auto de archivo de la citada causa a la Audiencia Provincial". La asociación se pone "a disposición de las autoridades competentes, colaborando de forma transparente y colaborativa" y arguye que en sus más de 19 años de experiencia han pasado más de 10.060 jóvenes y nunca ha sido condenada. Aunque no dice que en 2011 murió otro joven en uno de sus centros de Madrid. Y el cantante de rap Ayax ha denunciado también malos tratos en su estancia en el mismo centro que Iliass.

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La noticia ha llegado hasta al Defensor del Pueblo. Francisco Fernández Marugán reclamará a las administraciones que aumenten la vigilancia sobre los centros de menores. "Una sociedad moderna como la española tolera con dificultad estas situaciones", manifestó Fernández Marugán. También se declaró "muy preocupado" con este asunto. El Defensor del Menor había hecho una visita al centro Tierras de Oria en 2018 y encontró deficiencias.

"Se observó la falta de adecuación de la habitación destinada a las contenciones mecánicas, de escasas dimensiones, sin cama articulada y anclada al suelo, y de interfono y sistema de videovigilancia con audio", señalaba un informe.

Tras la muerte de Iliass, la Junta de Andalucía publicó un nuevo protocolo de actuación en estos centros. La norma recoge que los menores deben de ser colocados "en posición de decúbito supino (boca arriba)", evitando "otro tipo de postura". El gobierno regional (formado por el PP y Ciudadanos) ha preferido mantenerse al margen después de la publicación del vídeo. "La autoridad judicial archivó el caso, la autopsia es clara y la familia ha recurrido, respetaremos la decisión", señalaron.

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Responsables de Adelante Andalucía o Izquierda Unida, por el contrario, han solicitado una "actuación urgente" de la Comisión Europea para que "aplique recomendaciones que se reflejen en una legislación europea garantista hacia menores y personas en situación de detención en general". Y en Marruecos, una iniciativa de la plataforma Change.org ya lleva más de 22.000 firmas exigiendo justicia para la familia revisando el informe del juicio. "La grabación habla por sí sola. Es muy fuerte, muy fuerte", repite mientras tanto Mounain, "los que lo mataron siguen trabajando, sin represalias, y nosotros hemos perdido a un hijo, a un hermano".

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