Los cubanos, que se cuentan por cientos en Rusia actualmente, no son la excepción, sino que más bien se pueden encontrar entre los casos más críticos. Con la pandemia y el necesario confinamiento, muchos están sin medio alguno para subsistir y en algunos casos sin techo seguro. Sputnik entrevista a Pedro Luis García, un joven habanero graduado de derecho que en estas graves circunstancias se ha dedicado a echar una mano a todos los compatriotas que ha podido.
"He visto casos terribles", confiesa. "Estoy con el pecho oprimido y lloro, creo que no podré seguir con esta tarea".
No es para menos. Entre los connacionales que ha conocido en estos días son varios los que están en situaciones extremas, como "una muchacha con un niño pequeño que está comiendo de la basura", dice en referencia a los productos que los mercados desechan por estar caducados.
O "un grupo de 30 cubanos que están viviendo en condiciones infrahumanas desde hace meses en las afueras de Moscú con un niño, con piso de tierra y sin agua caliente ni calefacción", refiere.
Muchos varados han tenido que pernoctar en aeropuertos y estaciones, otros en los bajos de una escalera por no poder seguir pagando un alquiler.
Historias
Yunior Sánchez, de La Habana, tenía pasaje de regreso a Cuba para el 23 de abril. Cuando lo sorprendió el cierre de fronteras, sin recursos, se vio obligado a vivir durante varios días en el aeropuerto moscovita de Sheremétievo. "Es diabético y no tenía alimentos. Se sintió mal y tuvieron que atenderlo en el puesto médico", refiere Pedro Luis. Después de varias gestiones, fue posible conseguirle alojamiento.
Justo a punto de dejar el alojamiento donde se encontraba por no contar con medios para continuar pagando, a través de Pedro Luis pudo encontrar otro techo provisional. Pero Josué solo espera ahora que aparezca algún modo de regresar cuanto antes junto a su esposa e hijo, que están en Cuba.
Entre los casos más trágicos está el de Yunior González y Eduardo Mesa, que llegaron a Rusia como parte de un grupo de 39 cubanos a trabajar con la promesa de un coterráneo que nunca pagó y se esfumó, dejándolos literalmente en la calle, y con una mano delante y otra detrás. Cuando los conoció Pedro Luis, estaban "viviendo en un contenedor en malas condiciones, que les ofreció un ruso a cambio de trabajar para él", y subsisten de las miserias y ayudas que les dan otras personas" cuenta. Ahora, a través de Pedro no solo recibieron bolsas de alimentos, sino que fueron acogidos por otra cubana.
Entre las personas que ha podido ayudar Pedro Luis hay algunos que están hace más tiempo intentado abrirse camino en Rusia y que con la pandemia se ven con las manos atadas, como Idalmis Moreno, una enfermera de La Habana que se encuentra en Moscú con toda su familia intentando regularizar su situación.
"Vinimos a este país para ver a mi hermano que es ciudadano ruso, con mi mamá que tiene ahora 78 años. Ella se enfermó y tratamos de realizar trámites para residencia temporal, pero se nos complicó por la burocracia y se nos agotaron los recursos monetarios al no poder trabajar legalmente", cuenta.
Con la situación actual de emergencia, aunque el Gobierno ruso ha declarado el mes de abril no laborable con pago de salarios y ha implementado políticas para apoyar a los desempleados y otros afectados, el limbo en que se encuentran no pocos cubanos hace que no les lleguen estos beneficios. Tampoco es fácil para ellos, ni para otros extranjeros, conseguir trabajo en estas circunstancias, aunque temporalmente está permitido para todos.
La casa de la bondad
"Cuando se complicaron las cosas empecé a buscar apoyo de instituciones y ONG para echarle una mano a esos compatriotas. Todos están en este momento tratando de ayudar a los suyos, pero la comunidad musulmana salió al frente y ayudó también a los cubanos", cuenta Pedro.
"Hasta el momento han podido dar más de 300 bolsas con alimentos y productos de aseo de primera necesidad, y van a seguir ayudando en la medida de lo posible, pero están desbordados", refiere Pedro Luis, mientras destaca que se hace urgente la ayuda de más personas e instituciones.
"Pienso seguir ayudando en la medida de mis posibilidades, y con mi canal de Youtube informando, pero eso no es suficiente", dice.
Por otra parte, el cónsul cubano Eduardo Lázaro Escandell aseguró a Sputnik que la embajada cubana y su sección consular en Moscú mantienen comunicación y brindan asesoramiento a los ciudadanos de la isla que por diversos motivos no regresaron a Cuba antes de la cancelación de los vuelos debido a la pandemia de coronavirus. Escandell precisó que hasta el momento se han comunicado con el consulado varias decenas de cubanos y se está recabando información sobre otros que por diversos motivos no han declarado su situación confiando en un pronto restablecimiento de los vuelos.
El cónsul destacó que "actualmente se mantiene el intercambio con las autoridades rusas correspondientes en aras de lograr, cuando la situación epidemiológica lo permita, el regreso de nuestros nacionales a sus respectivos países".
De momento, está previsto que los vuelos se reanuden en agosto y no hay información precisa de si habrá alguno excepcional antes. En estas circunstancias, el mayor temor de muchos varados no es siquiera el coronavirus, cuando en Rusia los casos sobrepasan los 100.000, más de la mitad en la capital.
Si bien la mayoría de los cubanos espera con ansias el vuelo a casa, otros prefieren seguir en la cuerda floja y sin red. Pero mientras todos son, de una forma u otra, rehenes del COVID-19.