En su intervención, el dirigente ruso señaló que en Rusia se logró frenar la propagación del COVID-19. Sin embargo, por ahora es temprano para hablar de la victoria sobre el coronavirus porque el número de infectados crece. Diariamente se registran entre 5.000 y 6.000 nuevos casos, pero parece que este número deja de crecer y continúa estancado. Actualmente el número de infectados en Rusia casi alcanzó los 100.000 con casi un millar de muertos y más de 10.000 recuperados.
No obstante, para que las medidas funcionen es necesario que todos los ciudadanos cumplan con las recomendaciones de las autoridades, pero lamentablemente no es así en Rusia. Si bien la mayoría sí trata de quedarse en su casa, algunos ciudadanos siguen saliendo a la calle y no siempre en caso de extrema urgencia. A principios de abril el presidente ruso llamó a los ciudadanos a quedarse en su casa hasta el 30 de abril e introdujo el llamado 'régimen de autoaislamiento'.
No fue fácil tomar el control de la situación, pero finalmente se ha logrado proporcionar suficientes camas en los hospitales para los infectados del nuevo coronavirus. Además, en Moscú y en otras ciudades ya se están construyendo nuevos hospitales especialmente para tratar a los afectados del COVID-19 que pronto serán capaces de recibir sus primeros pacientes.
La ley es dura, pero es la ley
De hecho, la situación en cada región rusa es diferente: algunos se han visto más afectados que otros. En este sentido, el presidente ruso dio a los jefes de los sujetos federales la oportunidad de elegir las medidas necesarias oportunas para sus regiones. Sin duda, las medidas más estrictas se introdujeron en la región con el mayor número de infectados, la capital rusa, Moscú. El alcalde moscovita, Serguéi Sobianin, introdujo medidas sin precedentes en la urbe.
Como consecuencia de las nuevas medidas, en los primeros días en algunas partes de Moscú se formaron atascos. Además, se formaron colas larguísimas en la entrada de estaciones del metro moscovita. Fue así porque los policías revisaban los pases de cada automovilista o pasajero. Sin embargo, el problema pronto fue resuelto y ahora las fuerzas de seguridad evitan el amontonamiento de los ciudadanos para evitar la propagación del virus.
Si la policía se entera de que un ciudadano no tiene pase, lo pueden multar. Las multas para los ciudadanos oscilan y pueden alcanzar 40.000 rublos —550 dólares—, mientras las sanciones a las organizaciones por la violación del régimen de cuarentena pueden alcanzar 500.000 rublos —alrededor de 7.000 dólares—. Si la policía detiene un automóvil para revisar el pase y el conductor no lo tiene, el automovilista tendrá que pagar la multa, mientras su vehículo puede ser retenido.
Los tiempos de 'guerra' no declarada
Mientras tanto, el Gobierno se enfoca en el aumento de las capacidades industriales para hacer frente a la propagación del coronavirus. Putin en su discurso relató que antes el país producía hasta 70 respiradores al mes. Sin embargo, en este mes de abril ya ha producido más de 800, mientras en mayo habrá 2.500. Asimismo, disparó el número de mascarillas producidas: de 800.000 diariamente a 8,5 millones. Y esta dinámica cambió este mes de abril.
El presidente ruso encomendó al Gobierno preparar para el 5 de mayo las recomendaciones, en particular, los criterios y los parámetros de una salida gradual del régimen de las restricciones a partir del 12 de mayo. Es de esperar que para esa fecha la situación epidemiológica en el país se mejore. Sin embargo, el dirigente del país puso de relieve que el Gobierno tomará decisiones respectivas en función de la situación epidemiológica y las proyecciones.
Putin, entre otras cosas, destacó que el país debe estar preparado para un camino largo y difícil. Hay que tener en consideración todos los riesgos para evitar que toda la lucha que se sigue desde hace más de un mes no fuera en vano, puso de relieve el mandatario ruso.