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Moscú respira mejor ante el confinamiento por COVID-19

MOSCÚ (Sputnik) — Uno de los pocos efectos positivos del COVID-19 —la mejora de la situación ecológica por las medidas de confinamiento para frenar la propagación de la pandemia— comenzó a sentirse en la capital rusa.
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El Departamento de Gestión de Recursos Naturales y Protección Medioambiental de Moscú constató, en declaraciones a Sputnik, una reducción considerable de las sustancias contaminantes en el aire de la capital y un comportamiento más activo de algunos animales.

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Las imágenes de agua cristalina en los canales de Venecia y animales salvajes paseando por las calles de distintas ciudades europeas ya se han hecho virales, convirtiéndose en un símbolo de lo bueno que está viviendo el medio ambiente durante la pandemia.

El COVID-19 llegó a Rusia varias semanas más tarde que a la mayoría de los países europeos (si no se toman en cuenta los dos primeros casos aislados y leves, detectados en ciudadanos chinos a finales de enero y rápidamente curados), y las autoridades comenzaron a aplicar enérgicas medidas de confinamiento domiciliario y cierre de espacios públicos desde los últimos días de marzo.

Moscú, con más restricciones

Moscú es la ciudad rusa más afectada por el nuevo coronavirus, donde están vigentes las restricciones más severas. Una de las más recientes medidas es la emisión de pases digitales para salir de casa, incluyendo para viajar en automóvil privado.

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"Se ha constatado una disminución considerable de la intensidad de la circulación de automóviles privados. El transporte automotor en Moscú es la principal fuente de emisiones de sustancias contaminantes, al que corresponde como promedio un 90% de todas las emisiones. De este modo, la baja de los índices de contaminación aérea en las últimas semanas tiene que ver, entre otras cosas, con la reducción considerable del volumen de las emisiones de los automóviles a la atmósfera", indicó a Sputnik el servicio de prensa del departamento moscovita.

Explicó que todas las estaciones de la Agencia de Monitoreo de la Situación Ecológica (Mosecomonitoring) registraron un menor nivel de contaminación aérea durante el período de autoaislamiento.

"Si se compara la actual concentración media de las principales sustancias contaminantes con el promedio de muchos años en primavera (hemisferio norte), resulta que entre el 30 de marzo y el 20 de abril en toda la ciudad la concentración media del monóxido de carbono (CO) es inferior en un 30%; la del óxido de nitrógeno (NO), en un 60%; la del dióxido de nitrógeno (NO2), en un 40%; y la de las partículas PM10, en un 25%", relató la oficina de prensa.

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En concreto, la semana pasada —del 13 al 19 de abril— en las zonas cercanas a las carreteras la concentración del monóxido de carbono era 1,3 veces inferior a la habitual; la del dióxido de nitrógeno, 1,7 veces inferior; la del dióxido de azufre (SO2), 1,4 veces; y la del óxido de nitrógeno, 2,6 veces.

Una dinámica similar se observa en los barrios residenciales, donde la semana pasada el aire atmosférico contenía 1,7 veces menos monóxido de carbono y 2,2 menos dióxido de azufre de lo normal.

Al mismo tiempo, el servicio de prensa del Departamento de Gestión de Recursos Naturales señaló que esta reducción de las emisiones es "un efecto a corto plazo causado por el recorte obligado de la actividad de transporte y de negocios".

"El aire atmosférico no es un entorno estático que acumule contaminación durante mucho tiempo, como lo son el suelo y el cinturón verde, por ejemplo. El aire siempre circula, llegan nuevas masas de aire, se encuentra en constante renovación (...) Cuando se levanten las medidas restrictivas, la ciudad volverá a llenarse de automóviles, y las emisiones aumentarán", advirtió.

Por lo tanto, según el departamento, es importante "lograr un impacto positivo a largo plazo independientemente de las restricciones temporales".

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"En la ciudad están en marcha amplios programas que tienen un efecto ecológico: de reconstrucción de empresas industriales, de desarrollo del sistema de transporte urbano, de reorganización de las zonas industriales. Los datos del monitoreo ecológico en Moscú muestran que, como resultado de las medidas de protección ambiental tomadas por el Gobierno moscovita, se consigue no solo contener el aumento de la contaminación del aire atmosférico sino también reducirla según varios indicadores", enfatizó la entidad.

Los animales aprovechan

La oficina de prensa recordó que las restricciones por COVID-19 en Moscú coincidieron con el período de celo de muchas especies. Además, justamente en este período las aves construyen nidos, ponen huevos y cuidan a sus polluelos.

"Esto suele llevar a un aumento de los movimientos de animales por la ciudad en busca de pareja. Efectivamente, en Moscú se han incrementado los casos de la salida de animales a territorios urbanos", comentaron desde el Departamento de Gestión de Recursos Naturales.

Precisaron que los casos más frecuentes corresponden a diferentes especies de patos, que "comenzaron a desplazarse con más confianza por las calles".

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"También son activos los zorros, que se sentían bastante libres en las calles y los parques ya antes de esto" (medidas de confinamiento), agregaron.

El servicio de prensa consideró que la ausencia de personas en los parques urbanos, y especialmente de mascotas sin correa, "probablemente favorezca mucho el crecimiento de las poblaciones de aves, ardillas y otros animales pequeños".

"Además, la ausencia de pienso no específico para aves acuáticas (pan blanco, trigo, etcétera) tendrá un efecto beneficioso sobre su salud", apuntó.

Por otra parte, hasta el momento no se ha detectado la salida de grandes animales, como alces y jabalíes, a la ciudad. Los tejones, las liebres y los castores por ahora viven en su ritmo habitual y no han deseado tomar las calles desiertas de Moscú.

Aunque el impacto ecológico de las restricciones relacionadas con el COVID-19 sea temporal, no es de descartar que su aplicación a escala global produzca un efecto acumulativo en el medio ambiente, que aún queda por evaluar. Y, de todos modos, este breve período de respiro para el planeta sirve para despertar la conciencia ecológica, lo que sí podría prolongar el efecto positivo.

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