Unas cancelaciones que afectan, según el gobierno municipal, a más de medio centenar de celebraciones populares. Entre las más representativas se encuentran San Isidro, la Batalla Naval de Vallecas, San Cayetano, San Lorenzo, La Paloma, Los Mayos en Malasaña o las fiestas del Barrio del Pilar. Todas ellas unidas a las celebraciones en los distintos barrios y distritos madrileños.
Según explicó en rueda de prensa la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, la corporación municipal ha decidido suspender contratos o paralizar su tramitación al no poder asegurar y controlar el acceso y las medidas de higiene y distanciamiento social.
"Estoy segura de que las fiestas volverán a Madrid, pero este año no va a ser posible", lamentó la número dos municipal.
El Ayuntamiento deberá así abonar las indemnizaciones por la suspensión de esos contratos, que podría pagar con el resto del presupuesto destinado a las fiestas populares. Una cantidad que la corporación sitúa en aproximadamente unos 4,1 millones de euros, los cuales irán destinados a actuaciones sociales en los distritos de la ciudad.
Madrid se une a otras del país, donde ya la pandemia de coronavirus ya había obligado a cancelar otras fiestas populares. Es el caso de las Fallas en Valencia, los Sanfermines en Pamplona, la Semana Santa en todo el territorio español o la Tomatina en la localidad valenciana de Buñol, aunque también de múltiples celebraciones de Moros y Cristianos en la costa levantina o de la Feria de Abril en Sevilla.