Tras la anulación de Las Fallas en Valencia en marzo o la celebración de la Semana Santa y sus multitudinarias procesiones en las ciudades de toda España en abril, la pandemia de coronavirus sigue cobrándose víctimas colaterales entre el acervo cultural más distendido. Se ha ordenado la suspensión definitiva de los Sanfermines, una de las señas de identidad del país y de seguro su fiesta más internacional.
Así lo ha confirmado la vicealcaldesa de la ciudad de Pamplona, Ana Elizalde, en representación de su alcalde, Enrique Maya, convaleciente de COVID-19. "Parece evidente que nuestras queridas fiestas están muy reñidas con el coronavirus", ha declarado. La decisión ha estado respaldada por el director general de Salud de Navarra, Carlos Artundo, quien ha dejado clara la imposibilidad de organizar unos festejos que suelen atraer a cientos de miles de personas de todo el mundo a las calles pamplonicas. Se trata de la quinta vez en la historia que Pamplona cancela su fiesta patronal más famosa. No hubo San Fermines en 1937 ni en 1938 a causa de la Guerra Civil española. Tampoco en 1978 ni 1977, debido respectivamente a la muerte de un manifestante durante unos disturbios y del sonoro asesinato de un concejal, Miguel Ángel Blanco, a manos del grupo terrorista ETA.
Otras celebraciones canceladas
Pero los Sanfermines no son las únicas celebraciones suspendidas. Otras fiestas insignes, como las de Moros y Cristianos que se celebran por todo el Levante español, o los distintos festejos durante la noche de San Juan, sufren necesariamente su cancelación. Recientemente el Ayuntamiento de Madrid anunció la anulación de las fiestas de San Isidro (15 de mayo), célebres por sus multitudinarias verbenas y conciertos al aire libre a lo largo de una semana. En Alicante, las Hogueras de San Juan, que conjugan fuego y pirotecnia en pleno solsticio de verano (20-24 de junio) se han aplazado hasta el 2 de septiembre.
Las localidades de Oliva y Novelda, de la Comunidad Valenciana, también han acordado suspender sus celebraciones de Moros y Cristianos, que suelen concitar por toda la geografía levantina a decenas de miles de espectadores para contemplar sus vistosos desfiles y sonoras representaciones de las batallas entre los dos bandos. Estas fiestas gozan de especial renombre en la ciudad alicantina de Alcoy, donde su celebración entre el 25 y el 27 de abril igualmente ha quedado cancelada.