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España afirma que relajar el confinamiento sería un error, aunque ya elabora planes para ello

MADRID (Sputnik) — El Gobierno de España cree que no es el momento de relajar las medidas de confinamiento de la población pese a que ya se encuentra trabajando en las previsiones para poder hacerlo de forma progresiva a partir del 26 de abril.
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"Relajar el confinamiento sería un error, aún estamos en fase dura", dijo el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en una comparecencia ante el Congreso de los Diputados.

Estas palabras del responsable de Sanidad llegan después de que la ministra portavoz, María Jesús Montero, adelantara esta mañana en una entrevista televisiva que el Gobierno trabaja en el desarrollo de planes para poder desescalar el confinamiento a finales de mes.

"A partir del 26 de abril los ciudadanos podrán ir recuperando su vida norma", dijo Montero.

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Tras ser preguntado en sede parlamentaria sobre si esta fecha puede ser precipitada, el ministro de Sanidad destacó que la obligación de las autoridades es elaborar planes para trabajar en función de las circunstancias, pero subrayó que "no estamos en estos escenarios todavía".

España es el segundo país del mundo tanto por número de personas contagiadas (146.690) como por personas fallecidas (14.555).

Sólo en las últimas 24 horas España registró un total de 757 nuevas muertes por el COVID-19.

Pese a ello, tal y como viene haciendo desde hace más de una semana, el ministro de Sanidad subrayó los datos demuestran una ralentización en el ritmo de contagios, lo que lleva a las autoridades a deducir que el pico de contagios fue sobrepasado si no en todo el país, al menos en la mayor parte del territorio.

"No hay datos buenos cuando hablamos de personas fallecidas, pero los datos nos confirman la estabilización de la curva, su aplanamiento. Hemos alcanzado el primer objetivo de llegar al pico de la curva y estamos en una fase de ralentización", dijo el ministro.

A lo largo de esta semana los esfuerzos de las autoridades sanitarias se centrarán en evitar un desbordamiento de las unidades de cuidados intensivos y en mejorar las medidas de detección precoz, algo para lo que —según explicó Illa— se aumentarán a 50.000 las pruebas diagnósticas diarias frente a las entre 15.000 y 20.000 que se hacen ahora.

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