La bipolaridad es más frecuente que la esquizofrenia y el trastorno obsesivo-compulsivo juntos y, sin embargo, es menos comprendida. Es común que a las personas que presentan cambios de ánimo se las llame bipolares, olvidando que se trata de una enfermedad mental, que afecta gravemente la vida de las personas.
El diagnóstico se realiza cuando el paciente presenta al menos un episodio de aceleramiento, ya que este es menos frecuente. Se identifica porque duerme pocas horas, habla en forma muy veloz (al punto de que es difícil entenderle) y tiene mucha energía y ganas de hacer planes. Esto lo lleva, muchas veces, a tomar riesgos innecesarios o a comportarse en forma agresiva.
"La mayoría de los pacientes va a pasar la mitad de su tiempo de vida con un ánimo normal. Después de la otra mitad van a pasar cuatro quintos con síntomas depresivos y solo un quinto con aceleramiento", agregó el psiquiatra.
Por esta razón, el retraso promedio en el diagnóstico es de alrededor de cinco años y este se realiza en la gran mayoría de los casos cuando la persona tiene entre 20 y 30 años porque los estados maníacos ocurren a esta edad.
"Cuando las personas alteran gravemente su patrón de sueño; por ejemplo cuando trabajan de noche, eso tiende a producir crisis. También podría desatarse en forma anticipada por el consumo de drogas. Se ha visto que la marihuana y los alucinógenos pueden acelerar el curso de una enfermedad bipolar", indicó el especialista.
Por último, el tratamiento de este trastorno es multidisciplinario, es decir, incluye fármacos pero también terapia psicológica. Ambos permiten una rehabilitación integral del paciente aunque se trata de una enfermedad crónica que no tiene cura.