Un nuevo informe de la Oficina de Contabilidad del Gobierno ha revelado que los retretes de los servicios se atascan de manera "inesperada y frecuente" durante una exploración que tenía por fin determinar si los programas de construcción naval estadounidense son suficientemente eficientes.
La idea de extrapolar el sistema de gestión de residuos de un avión a un barco no resultó exitosa: se trata de un sistema nuevo, "parecido a lo que hay en los aviones comerciales, pero en escala aumentada para una tripulación de más de 4.000 personas", se especifica en el informe. Debido a fallos en el diseño, es necesario realizar labores de mantenimiento constantes con ácido que tienen un coste de 400.000 dólares por sesión.
Otra importante falla que ha encontrado el organismo gubernamental americano es el reducido tamaño de los ascensores. Ya en su fase final de construcción se ha detectado que no son lo suficientemente amplios para que los trabajadores puedan transportar mercancía en ellos.
El informe de la GAO aclara que "no se pueden cargar y descargar las provisiones con una transpaleta o una carretilla elevadora" y hay que hacer el trabajo a mano. Además, el organismo advierte de que "las puertas del ascensor son tan pequeñas que el marinero medio se choca contra el techo al entrar y salir del ascensor".
Estos y los otros muchos problemas que ya han sido detectados en el Gerald R. Ford están causando un importante retraso en el comienzo del uso operativo del portaviones que, si bien fue entregado a la Marina en 2017, no será hasta 2024 que realizará su primera travesía operativa.