El 22 de marzo, el Gobierno del grupo palestino islamista Hamás, que hace casi 12 años controla la Franja de Gaza, confirmó los dos primeros casos de infestados con el nuevo coronavirus.
Desde entonces, el miedo empezó a apoderarse de los dos millones de palestinos que habitan este territorio de tan solo 364 kilómetros cuadrados, sometido a un bloqueo por tierra, mar y aire por parte de Israel con ayuda de Egipto.
"Pensábamos que con el bloqueo y el aislamiento de Gaza íbamos a estar aislados del coronavirus, pero no entiende de fronteras y aislamiento", explicó, en una conversación telefónica con Sputnik, Osama al Akluk, jefe de la Unidad de Neurocirugía y subdirector del Hospital Al Shifa, el más importante de la ciudad de Gaza.
Según el galeno, "la gente estaba tranquila pensando que estábamos aislados del mundo, pero ahora se están tomando las cosas en serio".
Los contagiados son dos palestinos que entraron en Gaza por la frontera con Egipto, en la ciudad de Rafah, procedentes de Pakistán.
Según el director del Ministerio de Sanidad de Gaza, Yusef Abu al Rish, los afectados no tuvieron contacto con la población general al llegar a Gaza sino que fueron directamente al hospital. Pero otras fuentes señalaron que mantuvieron contacto con gente en la frontera.
Al Akluk indicó que el grupo que estuvo con ellos en el paso fronterizo se encuentra en cuarentena. La frontera de Rafah solo permanece abierta para los palestinos que desean regresar a Gaza.
Gaza paralizada
El paso de Erez, en los límites de la Franja con Israel, está cerrado desde hace días. Habitualmente es muy difícil conseguir un permiso israelí para salir de Gaza, pero ahora es imposible, excepto en algunos casos humanitarios muy contados.
"Estos dos casos han asustado mucho a la población, y es mejor porque así se quedará en sus casas. La vida empieza a congelarse y creo que en los próximos días irá en aumento", agregó.
Medidas
Las autoridades decretaron también el cierre de escuelas y redujeron los días de los funerales de tres o cuatro a uno. Además, prohibieron a los gazatíes darse la mano o besarse.
Muchos temen que el contagio por el cornavirus se expanda como la espuma en Gaza, debido a la masificación de la población. La Franja es uno de los lugares más densamente poblados del mundo.
Problemas de Gaza
El 80% de sus habitantes son refugiados y muchos viven en edificios de pésima construcción, entre calles angostas e insalubres, cables de luz y tuberías a la intemperie.
En un territorio donde el paro supera el 48%, muchos de los refugiados dependen de la ayuda alimentaria de organismos como la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina (UNRWA), que también presta servicios de educación y sanidad.
Muchas familias, que en general son muy numerosas, viven hacinadas en pisos de dos habitaciones, sufren horas de cortes de electricidad y de agua, un bien que escasea en Gaza, donde el 97% del agua no es potable y la gente se ve obligada a comprarla.
Para el doctor Al Akluk, el problema del agua y el suministro de electricidad y combustible son dificultades añadidas al precario sistema sanitario de la Franja.
"Si Alemania e Italia no pueden hacer frente a esto, imagínate nosotros. Estamos en una situación muy frágil, va a ser un horror. Si empieza la epidemia en Gaza no sabemos cómo va a terminar. Tanta población es muy vulnerable a cualquier enfermedad. No podremos resistir mucho tiempo", alertó Al Akluk.
El primer ministro palestino, Mohamed Shtayeh, decretó desde el 22 de marzo por la noche el confinamiento de toda Cisjordania.
En este territorio palestino ocupado por Israel, los casos positivos del COVID-19 son 58, la mayoría leves y concentrados en Belén, según datos de la ANP y de la OMS. En Israel, los contagiados son 1.656 y ha fallecido una persona.