Del mismo modo que los gobiernos están disponiendo medidas extremas para contener la expansión del virus, como el aislamiento voluntario, están avanzando a la vez con iniciativas extraordinarias en el frente económico.
Los países desarrollados han lanzando paquetes fiscales y monetarios multimillonarios, que implican una serie de medidas de urgencia, para intentar amortiguar los costos ineludibles de la debacle en la vida económica de millones de personas.
Las 10 medidas clave que han aplicado o están evaluando aplicar, que pueden servir de guía para los países latinoamericanos, son las siguientes:
1. Pago de salarios del sector privado por parte del Estado.
Para evitar el derrumbe de la demanda y, fundamentalmente, para frenar una ola de despidos, el Estado se hace cargo, por un tiempo predeterminado, que puede ser de dos a cuatro meses, de gran parte del salario del trabajador.
En Argentina existe un programa denominado Repro (Programa de Recuperación Productivo), que puede servir como referencia para otros países latinoamericanos.
Consiste en una suma fija mensual remunerativa hasta un monto equivalente al salario mínimo, vital y móvil por trabajador, por un plazo de hasta 12 meses, destinada a completar el sueldo de su categoría laboral.
Para acceder a este beneficio las empresas deben acreditar la situación de crisis que atraviesan, detallando las acciones que piensan desarrollar para su recuperación, y comprometerse a no despedir personal y mantener la nómina total de trabajadores.
2. Vacaciones pagas adelantadas, recorte de la jornada laboral y prohibición de despidos.
Para fortalecer la estrategia sanitaria de aislamiento, las empresas pueden disponer un período excepcional de licencia laboral con goce de sueldo.
El programa de recortes de la jornada laboral es otra vía de compensaciones para evitar una oleada de despidos. Es un mecanismo que Alemania ya puso en marcha en la recesión del 2009.
En esa misma línea se enmarca la medida de la prohibición de despidos por un tiempo determinado, también de dos a cuatro meses. Es una iniciativa que apunta a preservar el capital humano acumulado de las compañías.
3. Suspensión del cobro de todos los servicios básicos.
Para preservar el presupuesto de los hogares, ya castigados por el impacto negativo en el mercado laboral, los gobiernos están en capacidad de postergar las fechas de vencimiento de los servicios básicos (agua, luz y gas).
En ese mismo frente, se puede disponer la prohibición de cortar la provisión del servicio por falta de pagos.
Por eso mismo, el servicio de Internet también debería ser incluido en la categoría de básico y, por lo tanto, prohibir su interrupción por falta de pago, como también excluir de su pago a familias con ingresos vulnerables.
4. Renta básica universal.
La pandemia del coronavirus está causando estragos en gran parte de la población de escasos recursos monetarios. Muchos países, la mayoría europeos, han decretado medidas extraordinarias. Incluso cierre de fronteras. Pero no han avanzado en la propuesta de una renta básica, una asignación monetaria incondicional a toda la población.
Un programa que se acerca bastante al de la renta básica universal es el que se aplica en Argentina, llamado Asignación Universal por Hijo (AUH).
La AUH es la entrega al titular del derecho de un monto mensual por cada hijo. Es un plan de protección social, que se asemeja a un seguro social, que se otorga a desocupados o trabajadores no registrados.
5. Suspensión en el pago de impuestos.
Existe la convicción de que en la actual crisis global los gobiernos tienen que intervenir como si se tratase de tiempos de guerra. Por eso debe hacer todo que haga falta para sostener el funcionamiento de la economía.
Para pequeños y medianos comercios e industrias la caída de la demanda es fulminante. Hacer frente a los vencimientos impositivos los arrojaría a un proceso de descapitalización, con riesgo de quiebra.
La suspensión del pago debe abarcar todos los impuestos, incluidas las contribuciones a la Seguridad Social.
6. Líneas de créditos y postergaciones en pago de los préstamos.
Un primer frente a atender en forma urgente es la suspensión de los plazos para cancelar las cuotas de las hipotecas de vivienda única.
Para las empresas, la instrumentación de créditos sin límites canalizados a través de la banca pública.
Otra iniciativa en ese sentido es el otorgamiento de préstamos garantizados por el Estado para respaldar a las empresas amenazadas por los efectos del coronavirus.
Alemania ya lo ha instrumentado con su banco público KfW.
7. Suspensión en el pago del alquiler.
Esta medida involucra tanto el alquiler de locales comerciales como el de vivienda.
La interrupción en el funcionamiento de muchas actividades implicaron el derrumbe casi total del consumo y, por lo tanto, de la operatoria diaria de muchísimos comercios.
Los inquilinos de viviendas a la vez, la mayoría trabajadores en relación de dependencia o independientes, están padeciendo la caída de sus ingresos o la exigencia de redistribuir su presupuesto a gastos esenciales para transitar la crisis.
La opción para aliviar temporariamente la situación es disponer por una orden gubernamental la postergación del pago del alquiler.
8. Fondo de apoyo para pequeñas y medianas empresas.
La fragilidad financiera de las pymes en escenarios de crisis generalizada requiere el apoyo extraordinario del Estado, para garantizar la continuidad de la actividad productiva como también el mantenimiento de los puestos de trabajo.
9. Salvataje de grandes empresas.
La destrucción de valor patrimonial por el crac de las bolsas, que hasta comienzos de esa semana implicó la evaporación de 27 billones de dólares de capital bursátil desde los máximos de enero pasado, pone en jaque las finanzas de las corporaciones.
Destinaron montos multimillonarios para evitar la quiebra en cadena de firmas emblemáticas del mercado global, por ejemplo Citibank y General Electric, en EEUU.
La Reserva Federal realizó 21.000 operaciones, desde diciembre de 2007 a julio de 2010, por más de 3,5 billones de dólares.
Ahora las bancas centrales están listas para desplegar la misma estrategia de salvataje.
10. Control de precios y de abastecimiento.
En periodos de muchísima incertidumbre se producen distorsiones de mercado en la determinación de precios de bienes de consumo masivos y, en especial, de mayor demanda durante la crisis.
Para evitar la especulación, el Estado tiene las herramientas para intervenir en el mercado para evitar subas desmedidas de precios, como también para garantizar el abastecimiento de alimentos y productos esenciales para los hogares.
Sistemas
Momentos extraordinarios requieren acciones extraordinarias en la economía. El ámbito de la política, o sea de los gobiernos, tiene la responsabilidad de administrar tres sistemas: el de salud, el económico y el social.
Esta etapa de la pandemia de coronavirus está siendo definida en forma dominante por el sistema médico, cuyo objetivo es limitar la expansión de la enfermedad. La principal estrategia desplegada es la del aislamiento obligatorio.
El combate contra el virus tiene un costo económico elevadísimo que termina afectando al tercer sistema mencionado: el social, con un malestar que empezará a aumentar a medida que se extienda la parálisis de la sociedad y de la economía.
Esta situación ha llevado a la mayoría de los países a encontrar la solución de mitigar los efectos que impuso el sistema de salud mediante la intervención del sistema político para disponer una serie de programas y medidas. Aquí presentamos 10 claves que permiten apoyar en forma contundente la economía a corto plazo.