La suspensión de todos los eventos masivos decretada por el Gobierno de Costa Rica como medida de prevención para el contagio de coronavirus no incluía específicamente a los espectáculos en teatros, como los que el músico uruguayo Jorge Drexler tenía previsto dar en San José entre el 10 y el 11 de marzo. Sin embargo, la producción del evento decidió cancelarlo de todos modos debido a "el ambiente y la preocupación" generada en el público.
Pero eso no fue todo. El músico, conocido por dedicar versos a temas del momento, se animó a presentar en sus redes sociales una canción que escrita a propósito del virus que genera preocupación en todo el planeta. Enfocada principalmente en las advertencias sobre los riesgos de mantener contacto demasiado estrecho con otras personas, el cantante tituló a la pieza Codo con codo.
"Ya volverán los abrazos, / los besos dados con calma, / si te encuentras un amigo / salúdalo con el alma", señala la primera estrofa de la canción. La segunda, insiste en qué hacer al tener que saludar a alguien querido: "Sonríe, tírale un beso, / desde lejos sé cercano, / no se toca el corazón / solamente con la mano".
El cantante homenajea en su canción el saludo con el codo, una alternativa aconsejada para evitar el excesivo contacto entre las personas. "La paranoia y el miedo/ no son, ni serán el modo, / de esta saldremos juntos / poniendo codo con codo".
El propio jerarca internacional propuso un nuevo estilo de saludo para solucionar este problema: poner las manos en el propio corazón como gesto de saludo a otra persona.
"La 'mano en el corazón' es una linda manera de saludar a tus amigos, colegas y vecinos", sostuvo el director de la OMS.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, también fue protagonista del debate sobre las nuevas formas de saludo, al decirle a los venezolanos que "hay que saludar de puñito o con la cadera". Según el mandatario, hay que dejar "la besuqueadera" y los abrazos "para después".
Si bien este tipo de prácticas no matan al virus, sí permiten que se propague de forma más lenta que si las personas mantuvieran la cercanía habitual en sus saludos.