Cuando Mark vino a Moscú en 2003 para estudiar pscicología en la RUDN, no sabía ni una palabra en ruso, y como que la dominación de lenguas extranjeras de gente local, en su opinión, dejaba mucho que desear, confesó que "era prácticamente una obligación aprender ruso lo antes posible". A pesar de eso, "diría que tuviera una buena expiriencia con los rusos", asegura.
"Hoy en día veo todavía las películas en ruso, escucho canciones en ruso...", reveló Mark Klein al añadir que las de género romántico siempre eran sus favoritas.
También dijo que quería volver a Rusia, pero no por los lugares donde estuvo, sino por la gente que había conocido y por la experiencia adquirida.
"Para mí el aceptar el desafío de Rusia es volver a vivir, empezar a vivir de otra manera. Estoy totalmente agradecido por los años que viví en Rusia. Considero que soy lo que soy hoy gracias a la experiencia que yo he tenido en Rusia", confesó el periodista peruano.
El peruano confirmó el estereotipo que las mujeres rusas son las más bonitas, pero le pareció que la mayoría de ellas "se fija más en lo material y no en lo espiritual de las personas".
Como que Mark es también licenciado filósofo, resumió su experiencia rusa en un aforismo de uno de sus colegas:
"Quién no vive para servir, no sirve para vivir".