Sin Franklin, no se habría podido avanzar en el campo de la genética. Y es que tras mostrar Wilkins la Fotografía 51, sin permiso de la autora, a Watson, este último pudo confirmar sus teorías. Pero, fue ella la que se quedó fuera de la memoria colectiva y, en muchos casos, de los libros de texto. Es cierto que no se entrega un premio Nobel a título póstumo —Franklin murió en 1958 de cáncer y el galardón se lo concedieron a sus colegas en 1962—, pero tampoco se mentó su trabajo.
Así, para que historias como la de Rosalind Franklin no caigan en el olvido, cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Según datos de la Unesco, las científicas solo representan el 28% de todos los investigadores del mundo. En el caso de España, la cifra es mayor y un 40% son mujeres. Más bajo es el número de catedráticas de universidad y profesoras de investigación, que no llega al 25% según un informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Diferencias que suelen crecer en el ámbito de las carreras técnicas. María Soledad Delgado, docente en la Escuela Técnica Superior de Sistemas Informáticos, no entiende porque hay más alumnos que alumnas en las aulas de las escuelas de ingeniería. Sin embargo, sí que cree que en el colegio y el instituto no se fomenta lo suficiente: ''Con las carreras técnicas y con la ciencia en general. Se le da muy poca visibilidad. En el caso femenino, siempre se ha remarcado que la ciencia es algo masculino''.
Precisamente, en esto último también incurrió Pérez: ''A las mujeres siempre se nos asignan una serie de roles, como el de cuidadora. El sistema te penaliza por no querer aceptar los roles que cree femeninos''.
Y para demostrar que la ciencia no tiene género, numerosas instituciones programaron charlas y actividades para conmemorar el 11 de febrero. Por ejemplo, según explicó Pérez, el Instituto de Salud Carlos III realizó unas jornadas para visibilizar el papel de las científicas. ''Si tú ves que se puede hacer, es más fácil iniciar el camino, ya que las personas tendemos a imitar roles'', afirmó la investigadora del Centro Nacional de Epidemiología.