Entrevistado por Notimex, el académico explicó que se ha probado científicamente que la privación del sueño afecta de manera significativa la capacidad para reconocer las emociones de las otras personas, hecho que dificulta la posibilidad de empatizar, es decir de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.
Respecto del efecto de dormir poco como detonante de actos discriminatorios, apuntó que una investigación realizada en Estados Unidos reveló que las personas que durmieron cuatro horas diarias durante tres semanas aumentaron el sesgo implícito para discriminar a personas árabes musulmanas, en comparación con las que tuvieron jornadas de sueño de ocho horas.
"No es que dormir mal te haga racista o discriminador, sino que inhibe la capacidad para reducir la conducta discriminatoria y limita la capacidad de eliminar prejuicios", precisó el también integrante del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Agregó que la falta de sueño se asocia también con estados de depresión y ansiedad y que favorece la ideación suicida y por tanto el riesgo de concretar el acto, así como la posibilidad de desarrollar el trastorno límite de la personalidad que es la incapacidad de controlar las emociones.