La venganza será terrible, dice la frase. Si EEUU pensaba que tenía a todas las sartenes existentes en el planeta de la economía global por el mango, China le demuestra y verifica de manera continua uno de los principios fundamentales de la física, aquel que dice que a cada acción, hay una reacción igual y opuesta.
Y es que esta Guerra Fría tecnológica reconoce su origen el pasado año, cuando en una medida sin precedentes y tirando del mantra tan manido de la tan mentada 'seguridad nacional', la Casa Blanca prohibió a todos sus funcionarios utilizar equipos Huawei, aparte de otras compañías del gigante asiático como ZTE. En mayo apuntó a esa supuesta emergencia nacional para sentenciar una ley ejecutiva contra la tecnología de "adversarios extranjeros".
Lo cierto es que la devolución de este golpe por parte de China supone un golpe en los riñones a empresas como Microsoft, HP y Dell. De forma indirecta –o directa–, Trump le mete la manos en los bolsillos a estas empresas que se podría traducir en los 135.000 millones de euros anuales que representan las ventas de estas tres empresas a China.
El presidente de la Consultora Ekai Center, Adrián Zelaia, afirma que esta medida del gigante asiático es un golpe muy duro a las empresas estadounidenses, al señalar que China tiene una ventaja importantísima sobre EEUU, y es la dimensión de su país, y la dimensión del parque informático.
"Porque la renta per cápita de EEUU es muy superior a la de China, pero el parque informático de China está superando muy rápidamente al de EEUU. El hacer frente con las mismas armas, de alguna forma en reservarse su potencial de mercado [interno] con respecto a este tipo de productos tecnológicos, puede suponer una baza muy importante y casi definitiva para que las empresas tecnológicas chinas en primer lugar dentro de mu pocos años", sentencia Adrián Zelaia.