El 11 de diciembre el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, declaró que Ankara podría responder a las eventuales sanciones estadounidenses con el cierre de las bases aéreas de Incirlik y Kurecik.
"Es evidente que podemos acoger cualquier instalación", dijo la fuente.
El representante de la diplomacia griega recordó que su país es miembro de la OTAN, tiene firmado un acuerdo defensa con EEUU y podría incluso ampliar la cooperación militar con Washington.
Tras lograr un acuerdo con Turquía en julio de 2015, EEUU usó la base aérea de Incirlik en la provincia turca de Adana para llevar a cabo bombardeos sobre las posiciones de los yihadistas en Siria e Irak; de momento la base almacena arsenal nuclear de EEUU, compuesto por unas 50 bombas termonucleares B61.
Turquía firmó en diciembre de 2017 el primer contrato con Rusia para la compra de los S-400 por un valor de 2.500 millones de dólares.
Rusia empezó a entregar los S-400 a Turquía en julio pasado, y la adquisición de esos sistemas provocó tensión en las relaciones entre Ankara y Washington.
El líder turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que los S-400 se pondrán en servicio operativo en abril de 2020.
Washington exigió que Ankara renunciara a esa transacción y comprara los Patriot estadounidenses, y amenazó con demorar o cancelar la venta a Turquía de los cazas F-35, pero Turquía se negó a hacer concesiones y aseguró que su propósito de adquirir los sistemas rusos sigue siendo firme.