"El clima de las relaciones con Rusia se mantiene emponzoñado durante muchos años por el Gobierno alemán, que siempre ha tratado a Rusia como 'chivo expiatorio'. Antes de que aparezcan las pruebas de la culpabilidad, tanto en el caso del asesinato en Moabit [distrito de Berlín], como en el del envenenamiento de los Skripal en Salisbury, debe aplicarse la presunción de la inocencia", señaló.
El 4 de diciembre, el Gobierno alemán dispuso expulsar a dos diplomáticos rusos por la supuesta falta de colaboración en la investigación del asesinato —cometido en el distrito de Moabit en Berlín el 23 de agosto— de un ciudadano de Georgia acusado en Rusia de organizar varios atentados con bomba en el metro de Moscú, que dejaron casi 100 muertos.
Este mismo día, la Fiscalía de Berlín informó que fue detenido el presunto ejecutor de ese asesinato, un ciudadano de Rusia de 49 años.
Las autoridades alemanas afirman tener evidencias de que el presunto terrorista fue aniquilado por orden de organismos estatales de Rusia.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, desveló que su Gobierno había solicitado en reiteradas ocasiones la extradición de ese georgiano, buscado intensamente por las fuerzas de seguridad desde 2002 por sus crímenes, y prometió que Rusia hará lo máximo para ayudar a la parte alemana en la investigación de su asesinato.