"Todo lo relacionado con este escándalo de dopaje ya me recuerda a una serie interminable antirrusa: tomaron una decisión, nos castigaron y suspendieron, luego, una mosca les picó y decidieron volver a mirar las mismas listas, las mismas pruebas, por si había algo que se perdieron, y someter la responsabilidad secundaria a los que ya pagaron por ello", dijo Medvédev.
Según el primer ministro ruso si un atleta no sabía y no podía saber que estaba tomando dopaje, no debería responder.
Medvédev considera que el escándalo de dopaje está relacionado con la situación política.
A finales de noviembre, el Comité de Revisión y Cumplimiento de la WADA recomendó al Comité Ejecutivo de la organización apartar por cuatro años a Rusia de las competiciones internacionales, prohibir a los atletas rusos participar en los Juegos Olímpicos bajo la bandera nacional, así como dejar participar en los torneos deportivos solo a los atletas rusos 'limpios'.
El 9 de diciembre, el Comité Ejecutivo prevé discutir y tomar una decisión sobre estas recomendaciones.
El primer ministro admitió que Rusia debe seguir con su lucha antidopaje, porque "aquí somos culpables", pero apuntó que también lo hacen otros países, aunque no se les presta atención.
Dos años después, en diciembre de 2017, el Comité Olímpico Internacional (COI) prohibió a la selección rusa participar en los Juegos Olímpicos de 2018 en Pyeongchang bajo la bandera nacional, pese a no haber encontrado pruebas del llamado "dopaje institucional", del que se acusó a Rusia.
Moscú negó en repetidas ocasiones cualquier vínculo del Gobierno ruso y los organismos públicos con los casos de dopaje entre los deportistas y aseguró que no solo luchó en el pasado contra este mal, sino que así lo seguiría haciendo en el futuro.