Más de 50.000 militares ubicados en un polígono en las estribaciones de las montañas Sayan Oeste, sur de Siberia, aprenden de los viejos creyentes rusos —seguidores de cristianos ortodoxos que no aceptaron la reforma de la Iglesia Rusa en el siglo XVII— cómo sobrevivir en condiciones climáticas adversas, sin fósforos, hachas ni tiendas de campaña.
"Se les enseña a las fuerzas especiales el arte de la supervivencia a bajas temperaturas por parte de los instructores militares y un grupo de viejos creyentes, invitado especialmente para este fin", señala el departamento castrense.
Los soldados tendrán que aprender a construir refugios de invierno con medios improvisados, así como hacer fuego y camuflarse en la taiga.
Se les mostrará a los militares cómo transportar armas, municiones y cargas voluminosas, desplazarse por laderas nevadas y rocas, proveer los primeros auxilios y evacuar a heridos de zonas montañosas.