¿Quiénes son los favoritos en esta repetición electoral?
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es el que cuenta con más posibilidades de lograr el mayor número de escaños en el Parlamento, pero no logrará la mayoría, declaró a Sputnik el expolítico español y profesor titular de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, Jorge Verstrynge.
Otro analista, el doctor por la Universidad de Oxford y vicedecano de estudios de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid, Lluís Orriols, coincide con Verstrynge en que el PSOE es el que tiene más papeletas para lograr el mayor número de diputados en el Congreso.
Para Orriols, la formación política que tiene más margen de mejora con respecto a los comicios de abril es el PP, que tuvo unos resultados muy pobres entonces [66 escaños], incluso por debajo de las expectativas que muchos tenían.
"El PP está claramente en un terreno amable, porque los resultados de abril fueron tan desastrosos para ellos que repetir elecciones siempre era una opción buena para el partido, dado que difícilmente pueden caer más de lo que lo hicieron en abril", dijo Orriols.
Entretanto, Ciudadanos, que es el principal competidor del PP en el espacio del centroderecha, tiene a una importante bolsa de votantes insatisfechos, según han mostrado las encuestas. Las divisiones internas han hecho mella en la formación.
En Ciudadanos ha habido muchísimas dimisiones de altos cargos, lo que ha provocado la sensación de que es un partido en descomposición, en crisis o con luchas internas, señaló Orriols, y agregó que la falta de unidad también genera costes.
"Es verdad que Ciudadanos ve que su estrategia está llevándole a unos niveles de intención de voto muy preocupantes, convirtiéndole en la cuarta o la quinta fuerza política. Es la formación que más ha estado tentada de cambiar las coordenadas de competición y pasarlas a lo que era su naturaleza hace un año y pico: la de un partido más bisagra, liberal de centroderecha", indicó.
¿Más País... o menos?
En este convulso escenario político hay un novato, el partido Más País, encabezado por el fundador y exdirigente de Podemos Íñigo Errejón, cuya línea de estrategia principal es favorecer el pacto.
Más País está jugando claramente a movilizar al desafecto, a ganar a ese votante de izquierdas que se siente insatisfecho con la actuación de Podemos y del PSOE en la fallida investidura. En este sentido, Más País podría ayudar a sacar a votantes de la abstención.
También es verdad que, si el proyecto no acaba de funcionar como se espera, podría ser que en algunas circunscripciones se quedara una porción de la izquierda por debajo del umbral para tener un escaño. Esto provocaría la pérdida de votos de la izquierda, pronosticó Orriols.
Aún no está claro qué efectos va a tener Más País. En todo caso, el PSOE y Podemos sí que deberían estar preocupados por este nuevo competidor en el escenario, manifestó.
A su vez, Jorge Verstrynge cree que Errejón no tiene ninguna posibilidad.
"Errejón no es más que una maniobra del Partido Socialista para quitarle votos a Podemos. Es solo eso. Pablo Iglesias está hecho de aquello con lo que se construyen las estatuas; Errejón está hecho de aquello con lo que se construyen los bidés", ironizó Verstrynge.
Para Orriols, esta situación de bloqueo ha provocado una ruptura en la izquierda y la emergencia de un nuevo partido. Por ahora no se sabe qué consecuencias puede acarrear. No se puede excluir que haga que se fragmente el voto de izquierdas. Por otro lado, puede ser que Más País se quede en un partido pequeño, o que su presencia afecte a Podemos, lo que ya está pasando ahora.
Estamos en condiciones de poder observar cierto desbloqueo después de las elecciones. Pero esto dependerá de algo de lo que se ha hablado poco en los últimos meses, pero creo que es el elemento fundamental de bloqueo en España: se trata de si los partidos nacionalistas catalanes siguen siendo esenciales para la conformación de mayorías o no, resumió Orriols.
Cuestión catalana
Orriols, a su vez, indicó que la cuestión nacionalista en Cataluña ha sido uno de los vectores clave para entender la política española desde finales de 2017 y principios de 2018.
"El hecho de que haya ahora una sentencia [la que juzga los hechos del 1-O] que agite la campaña electoral no es que cambie de forma sustancial la competición política en España. Simplemente refuerza esos ejes de competición que ya había desde hace un año y medio, que es la gran importancia del nacionalismo y de la cuestión catalana en la política española", pronunció.
Entretanto, en el espacio electoral catalán ha surgido un nuevo actor a nivel nacional, la Candidatura de Unidad Popular (CUP) de izquierda anticapitalista. Orriols subrayó a Sputnik que hoy en día hay muchos votantes de la CUP. La mayor parte de ellos se pasó en las anteriores elecciones generales a las filas de Esquerra Republicana (ERC).
Eso todavía está por ver, pero sin duda es un elemento de inestabilidad para ERC, que tuvo unos excelentes resultados en los comicios generales de abril. De momento, las encuestas no muestran que la CUP sea un partido que vaya a irrumpir con fuerza, aunque sí puede arañar votos de Esquerra, enfatizó Orriols.
"Un partido anticapitalista —como la CUP— no debería tener en teoría un espacio muy grande en Cataluña, si acaso como partido protesta, como una formación de independentistas insatisfechos con los partidos nacionalistas", declaró Orriols, quien añadió que la ideología de la CUP está muy alejada de la mayoría de los catalanes.
¿Votar o botar?
Las elecciones del 10-N serán las cuartas en los cuatro últimos años. Una parte del electorado siente hastío hacia los comicios, lo que puede desembocar en una alta abstención.
Cuando la gente vota a menudo, cuando se les pide votar de forma reiterada, hay un cansancio que provoca menos participación. El elemento clave es si este hartazgo se reparte de forma desigual en función de las sensibilidades ideológicas, si la izquierda se va hartar más que la derecha o la derecha más que la izquierda, enfatizó Orriols.
"Yo, a priori, desde hace algunas semanas, era de los que creía que la izquierda podía estar más preocupada por la desmovilización, porque en realidad, durante los últimos meses, hemos visto la escenificación de la incapacidad de la izquierda para ponerse de acuerdo", dijo.
Esto podría trasladarse en un descontento entre sus votantes. Las encuestas recientes muestran que el enfado o la desafección con la clase política de los ciudadanos se reparten de forma relativamente homogénea.
No hay indicios ni síntomas de que los votantes progresistas estén más descontentos con la clase política que los partidarios de la derecha. Es más, si las encuestas muestran algunos síntomas de mayor desmovilización, desafecto, desengaño, es entre los votantes de Ciudadanos, y no entre los del PSOE, señaló el vicedecano de estudios de Ciencia Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid.
Verstrynge, por su parte, vaticinó que en el 10-N va a haber bastante abstención, pero no tanta como se espera. Habrá más que antes, "pero la abstención no va a ser una marea", predijo.
Jugar a lo grande
"Los que han preferido quedarse como estaban tienen hasta cierto punto razón. Las elecciones anteriores han sido hace poco. En el plazo de tiempo entre una y otra hay mucho para modificar. En todo caso, en estos momentos, todo el mundo camina hacia el pragmatismo: todos", declaró Verstrynge.
Orriols, por su parte, puso el foco en que los partidos están claramente resituando sus estrategias y cambiando sus posicionamientos.
"Una de las preguntas clave es cómo es posible que España viviera esta polarización, esta fragmentación del sistema de partidos, y cómo esta polarización parece estar desvaneciéndose en las últimas semanas. La respuesta de por qué es así, eso está menos claro", manifestó.
Hace unas semanas, España vivía en un entorno muy polarizado, donde incluso partidos de centro se veían alineados de forma clara e inequívoca en el bloque de la derecha, mientras que hoy se puede observar cómo estas posiciones se van moderando.
Ambos expertos coinciden en que después de estos comicios se conseguirá formar un Gobierno de coalición y que no habrá de nuevo elecciones en 2020. Orriols señaló que los costes de llevar a España de nuevo a las urnas serían muy elevados, de manera que es de esperar que los actores políticos estén más tentados a no bloquear una nueva investidura.
"Lo más relevante es qué tipo de Gobierno va a salir de esa investidura, si va a ser más estable o no tanto", apuntó.
Verstrynge aseveró que los partidos ganadores van a formar Gobierno, porque no es posible repetir estas elecciones. Pedro Sánchez, el actual secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, tendrá que volver a pactar, y eso es lo que va a pasar, adelantó.
"Si va a haber un gobierno de coalición, estará compuesto por el PSOE y Ciudadanos. Si no, entonces por el PSOE, Ciudadanos y el PP. Pero está claro que los socialistas no van a pactar con Podemos. Las presiones de la oligarquía son demasiado fuertes para que el PSOE se atreva. Además, no es que no se atreva, es que no le apetece", cerró Verstrynge.