Son probablemente los vientos más potentes y persistentes de la Tierra, lo cual corresponde a lo inhóspita que es esta región del mundo. Pero al mismo tiempo tienen una gran importancia para el resto del planeta. Incluso para aquellos lugares que no conocen la nieve.
Eso ocurre porque estos feroces vientos —que se mueven en el sentido de las agujas del reloj alrededor del continente antártico— accionan la CCA: la corriente oceánica más grande provocada por el viento sobre la superficie de nuestro planeta. Es incluso capaz de provocar los ciclones y las tormentas más potentes del mundo.
Puesto que no hay ningún continente que obstruya el camino de esta corriente y de los vientos que la generan, la CCA eleva hacia la atmósfera masas de aire cálido que luego vuelven a circular por los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. Además, se lleva una gran cantidad de dióxido de carbono. Así que se trata de un fenómeno que no solo es cautivador para el ojo humano, sino también vital para el planeta.