Aunque parezca la escena de una película de ciencia ficción, en realidad se trata de un fenómeno ya explicado décadas atrás por el científico soviético Pável Cherenkov, cuyo nombre lleva en la actualidad: la radiación de Cherenkov.
Este tipo de radiación se produce cuando las partículas eléctricamente cargadas se mueven más rápido que los fotones de la luz. La Teoría de la Relatividad afirma que nada puede superar la velocidad de la luz en el vacío, pero en ciertos medios esta velocidad es menor.
El agua es uno de estos medios, puesto que la velocidad de la luz se reduce allí un 40%. Al mismo tiempo, la radiación gamma acelera los electrones y hace que se muevan más rápido que la luz. Así se genera el característico brillo azul cuando se ponen en marcha los reactores nucleares sumergidos en el agua.
A pesar de lo amenazante que pueda parecer este espectáculo, es completamente seguro para la salud. Uno podría estar asomado encima del agua con un reactor funcionando a plena potencia sin recibir radiación alguna. De hecho, el nivel de la radiación al lado de la piscina está por debajo de la radiación que se obtiene al volar el avión.