"También son hijos de alguien, soy consciente. Vamos a soltarles sin falta. Ya hemos liberado a la mayoría ayer [el 7 de agosto]", declaró.
Representantes del expresidente aseguraron más temprano que nadie usa la fuerza contra los rehenes y que recibieron la asistencia médica.
El Ministerio de Salud kirguís, por su parte, confirmó que seis agentes retenidos actualmente en Koi Tash fueron atendidos por los médicos y se encuentran en estado de "de mediana gravedad".
Reacción de Rusia
Por su parte, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, reafirmó que Rusia evita inmiscuirse en la situación en torno a Almazbek Atambáev, por tratarse de un asunto interno de Kirguistán.
A la pregunta de si Atambáev podría pedir asilo en Rusia, Zajárova dijo: "No me consta que alguien lo haya solicitado".
"Dejando a un lado mi condición de portavoz, como persona que tiene amigos en Kirguistán, deseo [que se impongan] el buen sentido común y la responsabilidad", agregó.
También el jefe del Servicio ruso de Inteligencia Externa (SVR), Serguéi Narishkin, expresó preocupación por la escalada de tensión en Kirguistán, "país hermano", según él.
"El conflicto entre el actual Gobierno de Kirguistán y el expresidente Almazbek Atambáev fue en aumento en los meses que siguieron al final de su mandato y, lamentablemente, se acercó a una línea muy peligrosa en los últimos días", dijo Narishkin a los periodistas.
Según los datos de última hora proporcionados por el Ministerio de Salud kirguís, una persona murió y 51 resultaron heridas después de que un operativo lanzado para detener a Atambáev derivara en enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los defensores del exmandatario.
Más de la mitad de los heridos, entre ellos un efectivo antidisturbios que sucumbió tras recibir un disparo en los choques, son agentes del Comité de Seguridad Nacional o del Ministerio del Interior de Kirguistán.
La Fiscalía General de Kirguistán abrió una investigación penal por presunto delitos de desórdenes públicos, vandalismo, asesinato, homicidio en grado de tentativa, amenaza o violencia contra autoridad y toma de rehenes.
El presidente de Kirguistán, Sooronbái Zheenbékov, acusó a su predecesor de haber pisoteado la Constitución.
De ser declarado culpable, el expresidente, de 62 años, podría pasar el resto de su vida entre rejas.
Atambáev insiste en que es inocente y se declara dispuesto a rendir cuentas de su gestión, pero hasta la fecha rehusó comparecer ante los jueces instructores que le citaron reiteradamente para prestar declaración. Las leyes en vigor permiten en este caso llevarle a uno a la fuerza al interrogatorio.