"Da pena ver la erosión del estado de derecho y la creciente división entre el pueblo y el gobierno en Hong Kong. El camino a seguir son las auténticas elecciones democráticas, no la violencia en las calles y las estaciones del metro. ¡La libertad y los derechos humanos de las personas deben ser protegidos!", cita a Wu la Cancillería taiwanesa en la red social Twitter.
Este 21 de julio, decenas de miles de manifestantes protagonizaron una multitudinaria protesta en Hong Kong.
Los manifestantes abandonaron la ruta acordada con las autoridades y bloquearon las arterias principales de la ciudad.
Durante la protesta, algunos manifestantes arrojaron pintura al emblema nacional en la puerta de la oficina de enlace del Gobierno chino, pintaron insultos sobre el muro exterior del edificio e intentaron irrumpir en el mismo.
La policía respondió con gases lacrimógenos y balas de goma.
Por la tarde, en la estación del metro Yuen Long un grupo de hombres vestidos con camisetas blancas y armados con palos atacó a otro grupo de personas, vestidas de negro, al tomarlas por manifestantes.
El enfrentamiento se saldó con 36 hospitalizados.
El pasado 9 de junio, más de un millón de personas tomaron las calles de Hong Kong para manifestar su rechazo a un proyecto de ley que permitiría a las autoridades locales entregar prófugos de la justicia a los territorios con los que no hay acuerdos formales de extradición, como Taiwán, Macao y la China continental. Quienes impugnan la normativa temen que daría luz verde para extraditar a Pekín a disidentes políticos.
El 15 de junio el Gobierno suspendió la controvertida ley, pero se negó a revocarla por completo.
El 1 de julio, en el 22º aniversario de la devolución de Hong Kong a China, centenares de manifestantes radicales irrumpieron en la sede parlamentaria y vandalizaron las oficinas.
El Gobierno central en Pekín condenó en términos enérgicos el incidente e instó a las agencias pertinentes a investigar la responsabilidad penal de los implicados.
El 9 de julio, Lam aseguró que el proyecto de ley "está muerto" y no hay planes de reanimarlo.