En la misiva a la que Sputnik tuvo acceso, se señala con "preocupación" que el Senado mexicano apruebe el tratado, tal como sucedió en la tarde del 19 de junio, "sin que medie una discusión legítima, legal y responsable sobre los impactos en el desarrollo nacional y la justicia social en México".
Luego de que la Casa Blanca pateara el tablero tras la llegada de Donald Trump en 2017, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha estado rodeada de un profundo silencio de la clase política de México. Finalmente, esta nación suscribió un nuevo acuerdo con Canadá y EEUU que lleva las iniciales de los tres paíse (T-MEC).
Apenas se ha destacado públicamente una ínfima porción sobre todo lo relacionado a la industria automotriz, pero no se ha dicho mucho sobre las hondas transformaciones que el nuevo T-MEC traerá para la región y el mundo, ya que una de sus características sobresalientes es la restricción que tendrá México para comerciar fuera de este bloque.
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Las organizaciones sociales mexicanas señalan cómo el Congreso de EEUU ha hecho público que "están negociando modificaciones al texto oficial a solicitud de los grupos de interés" y que "su aprobación se sujetará a negociaciones y acuerdos bipartidistas en los próximos meses".
Por eso, señalan que tras la venia del Senado, México aceptaría un texto que va a modificarse luego: "Se está haciendo un dictamen (de aprobación legislativa) sobre un borrador de tratado y no sobre el texto final". Eso, indican, es una falla a los deberes constitucionales del Poder Legislativo.
"Reprobamos que aprobar sin análisis crítico el contenido del T-MEC, indica el abandono de sus obligaciones constitucionales relativas a la revisión y control de la política exterior del Poder Ejecutivo y más cuando [sean] las anunciadas modificaciones del texto oficial, dejaría al Senado mexicano en condiciones vergonzosas de aprobar un texto y después aceptar los cambios sin condición", apuntan.
Más perjuicios
A falta de un debate público, que fue sustituido por las novedades del nuevo "acuerdo migratorio" asumido por México ante las últimas amenazas arancelarias de Donald Trump, las organizaciones presentaron en su misiva a Martí Batres el análisis pormenorizado de los 34 capítulos, anexos y los seis acuerdos paralelos que integran el T-Mec y que el Legislativo no hizo.
A continuación, Sputnik te presenta un resumen de los principales puntos críticos.
- Un nocivo mecanismo de "negociación":
La negociación del T-Mec se impuso a partir de acuerdos bilaterales que marcaron diferencias entre las disposiciones que asumirán Canadá y México frente a EEUUs, que lo dejó con un acuerdo bilateral "peor que el de Canadá y ciertamente más perjudicial para el desarrollo soberano del país".
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- Ahonda la desprotección de la producción agrícola mexicana:
En el capítulo 3 del borrador, México aceptó que no impondrá aranceles a la importación agrícola norteamericana, cuando las organizaciones campesinas vienen solicitando a Andrés Manuel López Obrador que grave cinco productos básicos que compiten deslealmente con los mexicanos.
Mientras que a México se le prohíbe no utilizar subsidios o salvaguardas agrícolas especiales en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC), EEUU y Canadá los utilizan ampliamente para cubrir el alto costo de su producción.
A su vez, señala que los artículos referidos a medidas sanitarias y fitosanitarias, al comercio de productos de biotecnología agrícola y al comercio agrícola entre EEUU y México "son contrarios a varias disposiciones constitucionales en México, así como a compromisos internacionales en la medida que flexibilizan estándares técnicos".
Esto significaría una vía libre a los intereses corporativos de la industria biotecnológica, "permitiendo el ingreso de productos transgénicos y renunciando a las propias salvaguardas sanitarias" en el marco de la OMC y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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El otro punto controversial es la exigencia para aprobar el acta UPOV 91, que cambia el uso de las semillas y restringe las posibilidades de los agricultores mexicanos. El T-MEC también obliga a que México apruebe el tratado de Budapest, que —dicen las organizaciones sociales— abre la "privatización de toda la vida", regulando patentes sobre hongos, virus y enzimas.
- Consagra el privilegio al Gobierno y empresas de Canadá y EEUU frente al resto del mundo.
Los inversionistas extranjeros conservan el "trato nacional" que habían ganado con el TLCAN y se les agrega el beneficio de que toda futura regulación en México deba ser sometida previamente a consulta de los inversionistas extranjeros y los Gobiernos firmantes del tratado.
El capítulo 28, dedicado a las buenas prácticas regulatorias, condiciona la aprobación de leyes nacionales y otras normas que puedan "dañar sus intereses" a la revisión y discusión de los otros dos Gobiernos, así como de sus cámaras legislativas y las empresas y grupos financieros transnacionales.
"Es un nuevo elemento injerencista y otro de los capítulos transversales del T-MEC", señalan las organizaciones populares.
En cambio, Canadá logró en su negociación bilateral eliminar el capítulo que regula los procedimientos de disputa "inversor versus Estado" que México mantuvo y que le permitirá seguir siendo demandado internacionalmente por la inversión extranjera.
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La nación al sur del río Bravo es hoy el séptimo país con más demandas de este estilo. Ahora, al aprobar el Senado el nuevo tratado, también aceptó la eliminación del mecanismo de solución de controversias, por lo que se abre la puerta a que los juicios se trasladen a cortes locales.
"[Esto] nos sujeta a las leyes norteamericanas y permite la aplicación unilateral y extraterritorial de sus leyes, una concesión que Canadá no aceptó", denuncian la sociedad civil organizada.
En el capítulo 13 se establecen candados legales para que sólo los países firmantes puedan venderle al Gobierno mexicano, limitando el acuerdo de compras gubernamentales de la OMC y favoreciendo "el aislamiento del mercado internacional y la dependencia de EEUU".
El corolario de esta limitante está presente en el capítulo 32 (Excepciones y disposiciones generales) que prohíbe a los tres países del bloque "negociar tratados de libre comercio con países como China, que no son considerados economías de mercado, afectando decisiones soberanas de firmas acuerdos comerciales", según puede leerse en el documento remitido a Martí Batres y al que Sputnik tuvo acceso.
Finalmente, en el capítulo 33 (Temas de política económica y tipo de cambio) se agregó un nuevo elemento regulatorio de la política económica sobre el tipo de cambio que "extiende el dominio y la injerencia estadounidense sobre variables que faltaban someter a sus intereses", denuncian los detractores del tratado.
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Por todo esto, el movimiento popular exige transparencia y conocimiento en detalle de las negociaciones y documentos firmados. Ante el análisis pormenorizado del "borrador" que el Senado mexicano aprobó, insisten en lo nocivo del panorama que trae aparejado.
"El T-MEC profundizará las asimetrías sociales, tecnológicas y económicas de México en perjuicio de la población mexicana, resultado de una negociación en la que el Gobierno mexicano careció de una estrategia nacionalista de negociación, subordinaron la soberanía y la autodeterminación a las necesidades empresariales y políticas de los EEUU y de un puñado de grandes empresarios mexicanos", concluyen.