Tras más de 60 años donando sangre, Harrison se retiró de un servicio que ha brindado vida a todo un país. Pero ¿qué tiene de especial la sangre de este australiano?
En su sangre se encuentra la inmunoglobulina Anti-D, una sustancia que funciona como anticuerpo y que protege a los nonatos de una peligrosa enfermedad conocida como 'eritroblastosis fetal'.
Esta sustancia es imprescindible para poder hacer la vacuna Anti-D, destinada a proteger al feto del ataque del sistema inmune de la madre. Gracias a las donaciones de Harrison, se estima que se han podido salvar más de dos millones de niños, ya que su plasma cubría las necesidades de toda Australia, por lo que fue apodado 'el hombre con el brazo de oro'.
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Para llegar a su jubilación, el australiano ha tenido que donar una muestra de su sangre cada dos semanas en los últimos años. A diferencia de la sangre, las donaciones de plasma pueden realizarse cada dos semanas, una cifra que en 2011 lo llevó a batir el récord de las 1.000 extracciones.
A los 14 años, Harrison tuvo que ser intervenido del corazón y por su condición sanguínea necesitó 13 litros de sangre para sobrevivir. Así fue como se convirtió en donante a los 18 años de edad, para de igual forma devolver lo que había recibido. Y lo devolvió con creces.
Como el sistema australiano impide la donación a personas mayores de 80 años, el 11 de mayo de 2018 Harrison donó sangre por última vez.