"Los resultados avalan nuestra candidatura a la alcaldía de Barcelona para seguir haciendo políticas valientes cuatro años más", celebró en Twitter Ada Colau, que será una de las pocas dirigentes que mantendrá el poder en los llamados "ayuntamientos del cambio".
Ada Colau es una conocida activista antideshaucios que alcanzó la alcaldía de Barcelona en 2015 aupada por el auge que en aquel momento vivía la formación de izquierdas Podemos, fundada unos meses antes.
Sin embargo, cuatro años más tarde, tanto Podemos como sus socios municipales sufrieron un importante desgaste y sólo Barcelona y Cádiz serán gobernados por la nueva izquierda.
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La formación más votada en las elecciones locales del pasado mes de mayo en Barcelona fue la independentista Esquerra Republicana de Cataluña, que obtuvo un total de 10 escaños, los mismos que BComú, en segundo lugar por un estrecho margen.
Para poner sobre la mesa una opción de desbloqueo, el exprimer ministro francés, Manuel Valls, ofreció la posibilidad de que sus concejales actuasen como bisagra para permitir la investidura de Colau, todo ello con la premisa de evitar un gobierno independentista en la capital catalana.
Valls se presentó a las elecciones municipales en una plataforma conjunta con la formación liberal Ciudadanos.
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Dicha plataforma obtuvo seis concejales en las elecciones, de los que tres no deben su lealtad a Ciudadanos sino al propio Valls, lo que permite al exdirigente francés ofrecer sus escaños para facilitar un gobierno municipal de izquierda sin pedir nada a cambio, lo que contradice la política de pacto de los liberales españoles, muy enfrentados con Colau.
El pacto votado el 13 de junio por las bases de Barcelona en Comú desbloquea la situación permitiendo que Ada Colau repita como alcaldesa gracias al apoyo del PSC —que entrará a formar parte del Gobierno municipal— y de los tres concejales de Valls, que permanecerán en la oposición.
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