En esta situación tuvo que volver a la superficie lo más rápido posible, así que su cuerpo se vio sometido a un cambio de presión muy brusco.
Como consecuencia, al buzo se le infló el cuerpo y lleva ya cuatro años padeciendo esta extraña deformidad, que afecta sobre todo a sus brazos.
El peruano recibe tratamiento médico, pero su diagnóstico exacto todavía se desconoce. Los médicos indican que el trastorno posiblemente se debe a tumores de grasa generados en la hipodermis. "Podría ser una enfermedad congénita que no se había manifestado hasta, coincidentemente, el accidente", explica el médico subacuático Raúl Alejandro Aguado, citado por BBC.
Cualquiera que sea la razón precisa de su enfermedad, el buzo cuenta que el trastorno le ocasiona un dolor permanente, le cuesta andar e incluso respirar. Debido a su estado, perdió también el trabajo.
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Actualmente Ramos Martínez recibe tratamiento en el centro médico naval. Los médicos esperan que el tratamiento con una cámara hiperbárica pueda tener un efecto positivo.