Para llevar a cabo el experimento, los investigadores contaron con la participación de 21.000 voluntarios italianos y monitorearon su salud durante siete años.
No obstante, resultó que el consumo de alcohol no necesariamente provocaba trastornos del sistema sanguíneo. La situación fue distinta con los italianos que consumían más de 48 gramos de alcohol por día. Este grupo estuvo en cuidados intensivos por ataques cardíacos un 74% más a menudo que otros y registró un 36% más de posibilidades de padecer cáncer.
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En cuanto al riesgo de un derrame cerebral y otros casos de hemorragia interna, aquí no se pudo calcular ningún patrón. Los científicos suponen que este hecho se debe a que el etanol impide la formación de trombos, pero aumenta la presión de los vasos. Es decir, el alcohol etílico reduce el riesgo de isquemia, pero amenaza con un accidente cerebrovascular.
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