La iniciativa surgió de Emil, de siete años, quien decidió convocar la protesta luego de preguntarle algo a su padre y que este ni siquiera se percatara de su presencia.
Diferentes estudios concluyen que el uso excesivo de celulares por parte de los padres provoca frustración, hiperactividad, llantos y ataques de rabia en los niños. Otro efecto nocivo es la pérdida de recursos para la socialización, que empeora con el tiempo.
"Estamos perdiendo recursos vinculares. Cada vez estamos más complicados y conflictuados con lo que significa el contacto. Y esto trae un montón de enfermedades mentales, porque el ser humano nació para tener socialización", indicó a Sputnik Mauricio Strugo, psicólogo argentino, terapeuta Gestalt, especializado en vínculos.
La protesta infantil no es la única iniciativa en Alemania. También otras ciudades, como Augsburgo y Rostock, realizaron campañas para concientizar sobre los problemas del excesivo consumo de este dispositivo en la relación padres e hijos.
Durante el verano, salvavidas alemanes advirtieron que un gran número de ahogamientos se debieron a la obsesión de los padres con los teléfonos celulares.
"Estar en una playa con un celular ya habla un montón de la poca capacidad de disfrute y conexión de la persona. Uno va a la playa a distenderse y es una pena que tenga que estar conectado todo el tiempo", señaló el psicólogo argentino.