La obra está llena de anécdotas que confirman el carácter de su padre. Como aquella en la que asegura que este le dijo que la primera computadora de la compañía, Lisa, no llevaba ese nombre por ella. "No te sumes al éxito de otros", le dijo entonces Steve Jobs. También aquella en la que el creador del iPhone se negó a poner calefacción en su habitación "para inculcarle valores".
El despiadado carácter de Jobs marca muchas de las páginas del libro. Se negó a reconocer a su hija, de la que su esposa quedó embarazada poco antes de que Jobs planease cortar la relación.
"Le dijo a mi padre [que estaba embarazada] al día siguiente de enterarse, mientras estaban de pie en una habitación en la que no había muebles, solo una alfombra. Cuando se lo dijo, se enfadó, apretó la mandíbula y salió disparado dando un portazo. Se fue en su auto y ella pensó que se habría ido a hablar con un abogado", relata Lisa Brennan-Jobs.
Eso sí, Lisa asegura que su objetivo al relatar sus memorias y la relación que mantenía con su padre no ha sido deshumanizarlo, ni de condenarlo, sino todo lo contrario: de perdonarlo. La de ofrecer un retrato familiar.
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Y es que el libro también muestra a un Jobs espontáneo con una mente sin igual. Como cuando Brennan-Jobs era pequeña y se fue con el colegio a Japón y su padre llegó sin avisarle. "La alejó de sus compañeros durante un día en el que padre e hija se quedaron hablando sobre Dios y la conciencia", relata The New York Times.
"Le tenía miedo y, al mismo tiempo, sentía un amor electrizante de su parte", escribe Brennan-Jobs.