"Occidente necesita conseguir una manera de convivir con Rusia. Lo mejor sería llegar a un acuerdo que ofrezca una solución más permanente [al conflicto]", señala Bandow respecto a las sanciones contra Rusia por Donbás y Crimea.
Tras la muerte de Iósif Stalin, el secretario general del Partido Comunista Nikita Jruschov transfirió el territorio a Ucrania en un esfuerzo por reafirmar la autoridad de Moscú y reforzar sus ambiciones políticas. Étnicamente, la mayoría de la población en 2014 era rusa y lo sigue siendo.
Para Rusia, la reunificación fue respaldada por la población; fue importante desde un punto de vista político y lo sigue siendo desde un punto de vista militar. El periodista Christian Caryl del diario The Washington Post señaló que "Occidente debe seguir insistiendo" en que Crimea es ucraniana "hasta que Rusia ceda". Sin embargo, eso no sucederá, asegura Bandow.
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El territorio no será devuelto a Ucrania, ya sea por Putin o su sucesor, a no ser que tenga lugar una derrota de Rusia en una sangrienta guerra. Incluso los críticos de Putin reconocen que la reunificación es permanente.
Rusia, ¿una amenaza imaginaria?
Rusia no es una amenaza para Estados Unidos o Europa y comenzar una guerra incluso contra los Estados bálticos aparentemente vulnerables le ofrecería pocos beneficios, por el contrario, correría grandes riesgos. Enfrentarse directamente con EEUU o la 'Vieja Europa' sería suicida, declara el autor de la nota.
Para asegurar su cooperación, se podría prometer al Gobierno de Putin que la OTAN no se expandirá más hacia el este, lo que resolvería las preocupaciones de seguridad de Moscú, especialmente después de las engañosas promesas de Washington sobre la expansión de la OTAN tras el colapso de la Unión Soviética. Lo primero sería frenar el proceso de integración de Ucrania y Georgia en la alianza.
Estados Unidos también invadió e hizo naufragar a Irak, lo que contravenía no solo al derecho internacional sino también a los deseos de la mayoría de los Gobiernos europeos.
Crimea pertenece a los crimeos
Sin embargo, el autor no termina allí y hace énfasis en un punto más crucial. Incluso si Ucrania retiene legalmente el título de propiedad de Crimea, transferir el territorio a las autoridades de Kiev sin el consentimiento de su pueblo sería ofensivo.
"Crimea pertenece a los crimeos. No deberían ser negociados de un lado a otro como si fueran un saco de trigo", enfatiza.
De acuerdo con el analista, Washington debería proponer un referéndum en Crimea bajo los auspicios de la ONU para determinar qué es lo que los crimeos quieren exactamente. Cabe destacar que Ucrania no reconoce los resultados del referéndum que ya tuvo lugar en 2014.
"Una extraña histeria se ha apoderado de Washington con respecto a las relaciones con Rusia. Sin embargo, Vladímir Putin no es Iósif Stalin ni mucho menos. Moscú es mucho más útil como amigo para unirse con este contra China que como un adversario aliado con China", concluye Bandow.