Casi 40 años duró el camino de los físicos rusos y soviéticos hacia la prueba de Semipálatinsk de la mañana del 29 de agosto 1949. La primera bomba se instaló en una torre de 37,5 metros de altura, en el centro del campo experimental. A las siete horas, se activó una carga nuclear de 22 kilotones. Veinte minutos después de la explosión, dos tanques, equipados con una armadura de plomo, llegaron al centro del campo. El reconocimiento determinó que todos los edificios en el epicentro fueron totalmente destruidos.
De esta manera, la Unión Soviética se convirtió en la segunda potencia nuclear mundial. El entonces presidente estadounidense Harry Truman reconoció este hecho casi un mes más tarde.
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