Se le ofreció a Atenas la mayor asistencia financiera de la historia, es decir, casi 300.000 millones de euros en préstamos.
Klaus Regling prometió celebrar el fin de la odisea del rescate "con un buen vaso de ouzo", una de las bebidas alcohólicas más representativas de Grecia. Indicó, asimismo, que es un gran admirador de los "vinos griegos".
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"No se puede hablar sobre el fin de la crisis griega. Hay que comprender que el país no tiene su propia base productiva, puesto que la misma resultó casi completamente destruida. Grecia tuvo uno de las flotas más grandes de la UE, tuvo grandes astilleros. Ahora no tiene ni flota ni astilleros, algo que perdió en 10 años. Se quedó, asimismo, sin sus plantaciones de olivos. La UE pagaba una recompensa de 900 euros por cada hectárea erradicada de olivares y de viñedos. Ello conllevó la destrucción del negocio de la agricultura, y, como consecuencia, el derrumbe de la industria de procesamiento. La mayoría de los agricultores eliminaron sus plantaciones, pero quienes no lo hicieron se enfrentaron al problema de no tener a quién vender su producción, debido al cierre de complejos de procesamiento. Ahora, la única fuente de ingresos para la economía griega es el turismo", indicó el experto.
El analista de inversiones Valeri Váisberg, por su parte, tampoco se muestra demasiado optimista sobre el futuro de la economía griega.
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"El volumen de la deuda que sigue teniendo Grecia es enorme y es muy poco probable que disminuya en un futuro cercano. Otra cosa es que la fase más aguda de la crisis haya pasado y se pueda esperar que el país vuelva a un crecimiento moderado. No obstante, las balanzas comerciales siguen siendo bastante frágiles, así que no hay ninguna garantía de que el país no vuelva al abismo en los próximos 5 años, o quizás más temprano", afirmó.
De acuerdo al también miembro del Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión, no hay ni la menor duda de que Grecia, cuya deuda sigue situándose en 180% de su PIB, seguirá acumulando préstamos. Y es que, tras "uno de los rescates más duros y más largos de la historia económica moderna", el cual significó "desastrosas" consecuencias socioeconómicas, Grecia no solamente resultó "mucho más empobrecida", sino que le privaron de los instrumentos para ser "capaz de generar un proceso de desarrollo".
Lamentó, además, que "se haya perdido la posibilidad de que Europa fuera algo distinto al simple ejercicio de poder por parte de los países centrales o de los países nórdicos, sino que fuera realmente una especie de federación general en la que se llevase a cabo un proceso de desarrollo y de integración del continente".