Uno de los episodios más violentos se pudo ver frente al Ministerio de Reformas Administrativas, en Atenas, en mayo de 2014. Aquel día, una masa enfurecida chocó con el fuerte dispositivo policial que protegía el edificio.
En diciembre de 2015 pasó algo parecido cuando 15.000 manifestantes tomaron las calles de la capital para protestar contra los recortes en la Seguridad Social. Lo hicieron de forma mayoritariamente pacífica, aunque en un momento dado un cóctel molotov explotó frente a la policía.
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Las protestas siguieron en julio de 2015, cuando quienes estaban en contra de las medidas de austeridad del Gobierno se enfrentaron a la Policía ante la delegación de la Unión Europea en Atenas. Aquel día se quemaron banderas de la UE.
La plaza Sintagma —en la que está ubicado el Parlamento griego— se llenó otra vez de cócteles molotov mientras los políticos votaban la aprobación de un nuevo plan de rescate. En el vídeo, los bomberos apartan de la carretera una furgoneta blanca colocada a modo de 'barricada' por los manifestantes.
En enero de 2018, los manifestantes se enfrentaron a la Policía frente al edificio del Parlamento griego y protestaron contra las nuevas medidas de austeridad aprobadas por la mayoría de los legisladores de la cámara.
Grecia se sumió en una profunda crisis financiera en 2009 y el país arrastra desde entonces una deuda pública de enormes dimensiones que le ha obligado a aprobar estrictas medidas de austeridad para recibir varios planes de rescate de la UE y el Fondo Monetario Internacional. El último paquete de ayuda —de 86.000 millones de euros— y sus correspondientes medidas de austeridad expiran el 20 de agosto. Pero la cuna de la democracia experimentará durante varios años más las consecuencias de la crisis.