"Los misiles antibalísticos eran el punto clave de la agenda de tres reuniones celebradas de mayo de 1967 a enero de 1968", afirman los articulistas.
También subrayan que las autoridades de Japón inicialmente acogieron con interés tal propuesta de EEUU por estar alarmadas ante la eventual amenaza por parte de China en medio de la guerra fría.
En las negociaciones celebradas al cabo de un mes se trató todavía el tema de ABM, pero a partir del cuarto encuentro dejó de figurar en la agenda, señala Asahi.
Actualmente, la defensa antimisiles nipona se garantiza por buques provistos de sistemas Aegis con misiles SM-3 de intercepción supratmosférica, también por sistemas PAC-3 (Patriot-3) capaces de derribar cohetes a la altura de 15 a 20 kilómetros.
El Aegis instalado en destructores puede abatir misiles balísticos a la altura de 500 kilómetros.
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Según el ministro de Defensa de Japón, Itsunori Onodera, la realización de este plan costará unos 2.400 millones de dólares, o de un 20 a un 30% más que las estimaciones iniciales de los gastos de adquisición de sistemas de defensa antimisiles con base en tierra.