Esta frontera artificial separa el Reino de Marruecos de Ceuta, último vestigio territorial del poder imperial que supo tener la corona española. Marruecos reclama ese territorio costero del Mediterráneo como propio, pero España no acepta negociar ya que sostiene que es suyo desde antes de que existiera Marruecos.
"Desde el momento en que España entra en la Unión Europea la cosa cambia. Lo que antes era un territorio español que compartía con Marruecos —no había muros, no había vallas, o sea era algo muy natural, eran vecinos-, ahora ya se los ve como enemigos", explicó en diálogo con Sputnik la experta en temas migratorios Raquel Rodríguez Camejo.
El anuncio de Sánchez sobre el mando unificado llegó en un momento bien particular del bloque, ya que el nuevo gobierno euroescéptico en Italia obligó a rediscutir la política migratoria, un proceso que se encuentra en pleno desarrollo. En este contexto, España surge como un lugar de acogida, y esto haría crecer el flujo de migrantes hacia el país.
Sin embargo, para Rodríguez Camejo este incremento no tiene que ver ni con Italia ni con Sánchez en particular, sino con el cierre de otras rutas, como por ejemplo desde Libia por el aumento de los controles y el refuerzo de las medidas de seguridad, como así también la conexión mediterránea con Turquía y Grecia.
"El aumento de llegadas desde África era algo que ya era previsible. Se estaba anunciado desde 2017 por parte de algunas ONG, más allá de las demagogias que tienen que ver con el cambio de gobierno español y desde la oposición decir que se debe al efecto llamada".
Se refería con esto al crecimiento migratorio que la oposición española atribuye a Sánchez por haber aceptado al barco Aquarius con personas rescatadas en el mar luego de que Italia le impidiera atracar en sus puertos.
Según la Organización Internacional para las Migraciones, España es actualmente el país de la Unión que recibe más migrantes por mar: han llegado unos 19.586 en lo que va de 2018, casi 2.000 más que a Italia.