Según el mayor general retirado de las Fuerzas Armadas de Turquía Ahmet Yavuz, las tensiones en torno al incidente con el pastor Brunson son solo la punta del iceberg.
Washington considera que Ankara es un blanco fácil, lo que agrava aún más la situación, ya que este problema afecta a las relaciones legales entre Estados, añadió Yavuz.
El militar turco observó que EEUU ha elegido varios objetivos a la vez: Rusia, Irán y Turquía.
"Por un lado, EEUU quiere continuar la cooperación con estos países, excepto Irán, pero, por otro lado, trata de ejercer presión sobre ellos", señaló.
De acuerdo con Yavuz, para normalizar las relaciones con Ankara, Washington debe tomar medidas reales, como la extradición del clérigo Fethullah Gulen y del acusado en EEUU director de Halkbank, así como otra serie de pasos. Al mismo tiempo, la situación depende en gran medida de la posición de Turquía.
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"Si las autoridades turcas deciden responder duro a las acciones de EEUU, se podrá cerrar la base militar de Incirlik y suspender el uso del radar en Kurecik. Estas acciones, a su vez, pueden conducir a nuevos pasos recíprocos, las tensiones en las relaciones políticas entre los dos países pueden desembocar en una ruptura".
A su vez, Hasan Unal, catedrático del departamento de relaciones internacionales de la Universidad Atilim de Ankara, subrayó que la crisis era inevitable.
Para Unal, las relaciones turco-estadounidenses han llegado a un punto de no retorno. Las posiciones de los países no coinciden prácticamente en ningún área. Incluso en la política exterior, muy importante para Turquía, Estados Unidos sigue una política hostil hacia el país otomano. El analista hace referencia a la presión de Washington respecto a la retirada de las tropas otomanas de Chipre, la falta de apoyo a Ankara en el mar Egeo y, lo más importante, el apoyo estadounidense al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) como parte del proyecto de creación de un estado kurdo independiente.
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"Ya es imposible hablar de Turquía y Estados Unidos como dos aliados. Desde la Guerra Fría, EEUU no considera a Turquía como aliado, sino como colonia. Por lo tanto, tarde o temprano, la crisis en las relaciones iba a estallar, era inevitable".
Sin embargo, el analista aseguró que EEUU no logrará lo que quiere a través de las sanciones.
"Si la meta de EEUU es la extradición del sacerdote de Brunson, entonces no pueden lograrla siguiendo esa política. En vez de intentar usar un enfoque diplomático diferente, siguieron el camino de la presión. Esto puede conducir a una ruptura de las relaciones entre los países".
Ankara también debe preparar una lista de sanciones para que Washington entienda que sus pasos tienen consecuencias, añadió.
"Creo que Turquía no debería cerrar inmediatamente la base de Incirlik ni el radar en Kurecik, sino mantenerlos como un as en la manga.
La incertidumbre de la situación en Siria dificulta el logro de la comprensión mutua con Irán y Rusia. En este contexto, resulta más complicado contrarrestar la presión de EEUU. Además, según el analista, Turquía debe establecer un diálogo con Siria para construir una nueva relación con Egipto y arreglar las relaciones con Israel.
De acuerdo con Unal, para salir de la crisis sin pérdidas, Turquía debe continuar su decidida política de oponerse a la presión de Estados Unidos.
"Debemos mostrarle a EEUU que no tememos sus amenazas, necesitamos una posición firme, una estrategia de ajedrez bien pensada. Estados Unidos es un país que pierde rápidamente en un juego de ajedrez. Entiende el lenguaje del poder y la presión. (…) Si Turquía no muestra firmeza en su posición, puede sufrir serias pérdidas y darle a EEUU una oportunidad de seguir ejerciendo presión en la región, en particular respecto a las sanciones contra Irán", concluyó Unal.