"Son centenares los periodistas que solicitan consultas aquí (…) y lo hacen regularmente", respondió a la pregunta correspondiente de la prensa.
Zajárova precisó que "la mayor parte de ellos [los periodistas que trabajan regularmente en las zonas de tensión] entienden perfectamente que el trabajo en una zona convulsionada requiere de todo: acreditación, plan de ruta, chaleco antibalas, cascos, protección, colaboración de una entidad local o de algunas estructuras privadas".
Zajárova precisó también que los tres periodistas rusos asesinados el 30 de julio en la República Centroafricana "no solicitaron colaboración alguna o acreditación como periodistas ante los organismos locales correspondientes", por motivos que se desconocen.
"Además fue revelado que, lamentablemente, no usaban chalecos antibalas, ni los cascos con las inscripciones correspondientes que confirman que representan a la prensa", añadió.
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Tres periodistas rusos —el cámara Kiril Rádchenko, el director de documentales Alexandr Rastorgúev y el corresponsal de guerra Orján Dzhemal— murieron el 30 de julio en una emboscada en la República Centroafricana.
La República Centroafricana está sumida en un conflicto armado desde finales de 2013.
Según los datos de la ONU, unas 6.000 personas perdieron la vida durante el conflicto y casi un millón se vieron obligadas a abandonar sus hogares.
La Cancillería rusa había advertido que la República Centroafricana está inmersa en una crisis y ola de violencia, siendo escenario de constantes atracos a mano armada y asesinatos, por lo cual los visitantes a ese país están expuestos a grandes riesgos.