Por mucho que hablen recientemente sobre el calentamiento global, algunas regiones del mundo sufren enfriamientos anómalos. No obstante, la experta explicó que el calentamiento global no es un proceso que cause calor por todas partes y en cualquier momento.
"Es una idea equivocada bastante típica (…) En realidad, nuestro planeta es un sistema físico. Una aumentada balanza energética modifica la circulación del océano y la circulación de la atmósfera", contó.
A su vez, la OMM se encarga de explicar cómo transcurre el cambio climático y qué consecuencias puede tener.
¿A qué se debe el calentamiento global?
El calentamiento global es un proceso duradero y se debe mayoritariamente al mayor número de emisiones de gases de efecto invernadero. Dichos gases no permiten que la energía solar abandone la superficie del planeta. Por consecuencia, la energía sobrante se queda en la Tierra y se absorbe por los océanos.
El clima es un asunto global, por lo tanto la actividad industrial humana influye no en las zonas precisas, sino en la situación de todo el planeta. Por lo tanto, uno nunca sabe dónde y cuándo surge la consecuencia del cambio climático.
El ritmo de dichos cambios también puede variar en diferentes zonas. El territorio ruso, por ejemplo, se calienta tres veces más rápido que el resto del planeta en promedio, y el Ártico, cinco veces.
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Al presentar el alarmante contexto, la experta explicó que en un futuro cercano el planeta puede experimentar varios escenarios.
¿Qué le espera a la Tierra en los próximos decenios?
Si las cosas siguen así, la humanidad se enfrentará con una opción peor: para finales de siglo, la temperatura mundial habrá aumentado alrededor de ocho grados.
Al hablar de la amenaza con que se enfrentaría Rusia, la científica indicó que como es un país bastante frío, bajo un 60% de su superficie se encuentran los hielos permanentes. "Toda la infraestructura del norte del país supone que bajo la tierra hay hielo que garantiza una base estable. Ahora esta infraestructura podría tropezar con un gran riesgo", advirtió.
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¿Se puede evitar una catástrofe?
Por muy alarmante que sea la perspectiva, la experta no descarta la posibilidad de una opción menos atemorizante. A este respecto, Manáyenkova se refirió a un problema ecológico que la humanidad logró resolver.
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Alrededor de hace 60 años, la OMM declaró que la capa de ozono, destinada a proteger la Tierra de la radiación solar, se estaba destruyendo.
"Entonces esta declaración la consideraron como un buen informe científico, pero no vieron cuál era el propio problema. 30 años más tarde, la Organización Mundial de la Salud observó un incremento del número de personas afectadas de cáncer de piel y cataratas en el hemisferio sur. Entonces vinculamos los dos procesos", recordó.
Una vez la humanidad se percató de este vínculo, la comunidad internacional se encargó de combatir la causa principal del proceso —producción de aerosoles y ciertas sustancias industriales—. Gracias a ello, la capa de ozono ya no se está destruyendo.
"Lo más importante es que todos los países se hayan acordado de cambiar su actitud hacia el planeta. Aquí no se trata de cuántos gases de efecto invernadero emite cierto país. La cuestión se basa en el cambio en la cultura del uso de recursos naturales que aplican los países para no hacer daño a sus vecinos", concluyó Manáyenkova.
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